Se cosechan principalmente en verano y otoño. Pero un correcto envasado al vacío permite que los frutos secos se conserven todo el año en perfecto estado. De hecho, la mejor época para consumirlos es invierno si tenemos en cuenta su aporte nutricional.

El gasto calórico que provoca el frío hace que el cuerpo necesite alimentos que contengan mucha energía. Los frutos secos se encuentran en lo más alto de la tabla en cuanto a calorías se refiere pero, en contrapartida, ayudan a saciar el apetito gracias a la gran cantidad de fibra de que están hechos.

Prescripción médica

Virtudes, vendedora de uno de los puesto del Mercat Nou de Vila, asegura que muchos clientes compran frutos secos en esta época por prescripción médica: «Vienen con recetas dónde piden uno u otro fruto dependiendo de la dolencia». Las avellanas, las castañas y las nueces conservan todo su potencial por estar protegidas por sus cáscaras y los higos secos y los orejones por estar deshidratados.

Los precios, en algunos casos, como en el de la avellana, se han disparado. En el puesto de Virtudes se encuentra a 21’10 el kilo. La almendra, también más cara de lo habitual, se vende a 17 euros el kilo. «No es normal que la avellana es por encima de la almendra», se lamenta la vendedora, quien prosigue: «Está pasando igual que con el aceite, hay muy poca cosecha y prácticamente no estamos ganando nada».