Los niños se lo pasan en grande con las explicaciones de Carmen y Vanessa. | (c) Sergio G. Canizares

Son las cuatro de la tarde en el Colegio Puig d’en Valls y una decena de niños de entre 4 y 12 años esperan con muchas ganas la llegada de Carmen y Vanessa, dos de las responsables del programa Escolas Obertas, puesto en marcha en todos los centros escolares del municipio de Santa Eulària por el Ayuntamiento y la Direcció General de Cooperació e Immigració del Govern balear.

En el colegio de Puig d’en Valls aguardan Carmen, Hugo, Noa, Elena, Charly, Toni, Sofía o Alba, y todos con muchas ganas de aprender y disfrutar con los muchos juegos relacionados con el medio ambiente y los trucos, casi mágicos, de la química y los experimentos. Pero no son los únicos. Lo mismo sucede, de lunes a viernes, de cuatro a seis de la tarde, en el colegio de Santa Gertrudis, donde esta semana se imparten talleres de culturas del mundo, en Jesús, donde hay deportes, en el Venda d’Arabí, donde hay música y danza, y el Sant Carles, donde se ponen en marcha juegos de interculturalidad y valores.

«Buscamos que los niños aprendan jugando y que al mismo tiempo comprendan la importancia de respetar al prójimo para ser mejores personas en un futuro, y por ello todo el año las actividades que se celebran en los cinco colegios del muncipio tienen que ver con la educación en valores», explicó ayer Shaina Raja, trabajadora social del Ayuntamiento y una de las coordinadoras del programa.

De momento, visto lo visto en Puig d’en Valls, el objetivo se cumple con creces. La decena de niños participantes se lo pasan en grande gracias a la habilidad de Carmen, especialista en medio ambiente, para preparar juegos y actividades de todo tipo.

Por ejemplo Noa, de seis años, disfruta como la niña que es haciendo cuadros abstractos para llevar a casa. «Hemos pintado con unos rotuladores en unos filtros de café, los hemos doblado, los hemos metido en agua con sal, los hemos removido con una cuchara y cuando ha subido la tinta los sacamos y los dejamos secar en un radiador», resumía muy suelta a pesar de su edad.

Ella no fue la única que disfrutó con un juego. Por ejemplo, Hugo, también de seis años hizo un comedero de pájaros con un cartón de leche, y Toni, de 7 años, un original invernadero con una caja de zapatos a la que recortó la parte superior para colocar un plástico que deje pasar la luz del sol hacia las semillas de pimientos. Solo tres ejemplos pero hay muchos más. Imaginación al poder. Aún estamos a miércoles y esto acaba el viernes. Padres prepárense.