La Comissió Insular d’Ordenació del Territori, Urbanisme i Patrimoni Històric del Consell d’Eivissa aprobó ayer la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la batería militar de sa Caleta con la tipología de lugar histórico, y la modificación del límite septentrional del asentamiento fenicio BIC, zona arqueológica, a propuesta de la Ponencia Técnica de Patrimonio Histórico (PTPHA) y tras un trámite que se inició en diciembre de 2013.

Según un comunicado de la máxima institución insular, la memoria de la PTPHA justifica la protección de la batería dado que «es la mejor conservada, en su conjunto, de toda una serie de instalaciones paralelas del mismo tipo, que tenían como finalidad la defensa marítima y aérea de la ciudad de Eivissa, entre las que cabe mencionar es Corb Marí, Cas Serres de Dalt, es Soto, s’illa Grossa, Cap Martinet, etcétera. Sus restos materiales son el testimonio palpable de una historia pasada, que con las exigencias de su propio tiempo, reproducía los sistemas de protección de la ciudad desde tiempo inmemorial. Sistemas, todos ellos, históricamente irrepetibles y que merecen su protección y conservación para perpetuar el recuerdo y transmitirlo a las generaciones futuras». La batería antiaérea de sa Caleta fue proyectada en 1940 en el llamado ‘Plan 1940’ o ‘Plan Kindelan’ de fortificación de costas en el marco internacional de la Segunda Guerra Mundial.

La batería de sa Caleta nunca entró en acción y una vez finalizado el conflicto mundial pasó a segundo plano y su dotación humana, a partir de los años 50, se redujo a mínimos, logrando más bien funciones de mantenimiento de las instalaciones. Fue definitivamente abandonada por el ejército en 1962 y se retiraron las piezas de artillería.

El Consell d’Eivissa, paralelamente a la declaración de BIC, ha tramitado un proyecto para rehabilitar los edificios y convertirlos en el centro de interpretación del yacimiento sa Caleta. La delimitación de este yacimiento ha quedado ampliada respecto a la declaración de BIC anterior, dado que cuando se delimitó originalmente, «las excavaciones se encontraban todavía en curso y no se conocía la realidad global de toda el área arqueológica», según informa la PTPHA en su informe justificativo. Para que su protección sea una realidad, solo falta su aprobación por el pleno del Consell d’Eivissa y su publicación en el BOIB.