Entrada al polvorín militar de Santa Gertrudis. | Redacción Local

La consellera de Turisme de Eivissa, Carmen Ferrer, aseguró que el hecho de que se plantee el uso turístico en edificaciones que tengan o hayan tenido un uso militar, tal y como se refleja en el reglamento que desarrolla la Ley Turística, no tendrá un «efecto inmediato» en Eivissa sino que más bien es «complicado» que llegue a desarrollarse.

«Una cosa es que se permita y otra que se llegue a hacer. Es cierto que no es nada inmediato sino más a largo plazo, además normalmente se trata de zonas rurales y hay que tener en cuenta el nivel de protección de éstas, las normas subsidiarias de cada municipio...intervienen muchas circunstancias más allá de las turísticas», explicó la consellera de Turisme de Eivissa, quien recordó que, tal y como refleja el reglamento, una iniciativa turística en este tipo de edificaciones deberá contar con un informe favorable previo de la máxima institución insular y del ayuntamiento donde se encuentre la instalación. Además se podrán desarrollar estos usos turísticos en edificios militares siempre y cuando la normativa estatal lo permita.

«Absurdo» para el GEN

Una opinión bien distinta mantiene el GEN, quien afirmó que es «absurdo» que se siga apostando por aumentar las plazas turísticas en instalaciones como faros o edificaciones militares «cuando la tendencia clarísimamente debería ser a disminuir las plazas turísticas; no se deberían permitir los usos turísticos en ningún sitio más de Eivissa, ni de Formentera ni del resto de Balears», explicó Neus Prats, integrante de esta entidad.

En el caso de los faros, cuyo uso turístico se contempla en el reglamento de la normativa turística balear, cabe recordar que el Ministerio de Fomento impulsa el proyecto Faros de España para dar una segunda vida a las instalaciones de señalización marítima que se encuentran en desuso. En el caso de Eivissa, la APB recibió proyectos para crear hoteles en los faros de sa Conillera, es Botafoc y Tagomago, mientras que para Formentera el Consell de la pitiusa menor presentó un proyecto para crear un centro de interpretación en el faro de la Mola. También existía un proyecto para crear una cafetería en el faro de cap de Barbaria, pero el gestor portuario balear desistió de este proyecto ante la oposición de la máxima institución insular de la pitiusa menor.