Eivissa perdería hasta cinco diputados si se aplicase estrictamente en el criterio de población en reparto de escaños. Con este criterio, Mallorca, con el 80 por ciento de la población balear, sería la isla más beneficiada en el hipotético nuevo reparto. De 33 diputados pasaría a tener 45, es decir, 12 más.

El recurso presentado por Gent per Eivissa por la supuesta discriminación de Eivissa frente a Menorca en el reparto de escaños plantea un gran debate que ya originó graves problemas en 1983 cuando se estaba redactando el Estatut. Si se aplicase estrictamente la población, Mallorca contaría con el 80 por ciento de los diputados de la Cámara balear.

Sin embargo, los redactores del Estatut plantearon la necesidad de crear un equilibrio entre las distintas islas. Así, se decidió que entre Menorca y Eivissa-Formentera (estas dos islas hasta 2007 compartían el mismo consell insular) tuviesen 26 diputados, casi la mitad de la Cámara. Es decir, el 20 por ciento de la población tendría una representatividad mucho mayor para poder crear un equilibrio entre las distintas islas. Además, el Estatut incluyó un artículo por el cual unos presupuestos no se podían aprobar solo con el voto de una isla, lo que suponía un blindaje frente a la hipotética imposición de Mallorca al resto de islas. Sin embargo, este artículo se suprimió en 2007 ya que nunca consiguió interpretarse por unanimidad entre diputados y juristas.

Por lo tanto, el reparto en función de la población quedaría de la siguiente manera: Mallorca tendría 45-46 diputados; Eivissa, 7-8; y Menorca 4-5. Formentera no tendría ningún representante en el Parlament. Evidentemente, Eivissa saldría beneficiada respecto a Menorca, con una población muy superior, pero perdería representatividad en beneficio de Mallorca.

Como muestra el cuadro adjunto, por cada 26.000 habitantes hay un diputado autonómico. En cambio, Menorca disfruta de un escaño por cada 7.000 habitantes, muy lejos de los 11.689 ibicencos por cada escaño que representa a la pitiusa mayor.

Esta polémica sobre el reparto de escaños por islas ya se planteó en la reforma del Estatut de finales de la década de los 90. Fue el ibicenco Cosme Vidal, que en esos momentos representaba a los Independientes de Eivissa y Formentera, quien planteó que todas las islas tuviesen el mismo número de diputados. El tema, que generó una cierta polémica durante la discusión parlamentaria, no llegó a ponerse sobre la mesa. Los antiguos redactores del Estatut recordaban los problemas que se produjeron en la génesis de la autonomía.