Gandía aborda en estas sesiones peligros que puedan producirse en el domicilio. «Hacemos mucho hincapié en la necesidad de tener un listado de teléfonos con las personas a localizar, si fuman poner detector de humos o tener mirillas en las puertas, así como fotografiar los objetos de valor porque si les roban joyas nos es muy difícil localizarlas si no las tenemos identificadas», señaló.
En las charlas también se abordan las estafas telemáticas así como el maltrato y el abuso de personas mayores «aunque en Eivissa no hemos detectado ningún caso», aclaró el agente.
Otra estrategia común del ladrón es atracar a los pensionistas cuando van al banco justo al día siguiente de cobrar la pensión, «se recomienda que no vayan al día siguiente de cobrar la pensión, que lo hagan en días diferentes».
Estafas que ya se han producido en la isla son las de personas que se hacen pasar por trabajadores que realizan las revisiones y el mantenimiento de algún suministro. «En estos casos hay que contactar con la empresa para cerciorarse de la veracidad, comprobar el recibo, o pueden ver qué tipo de vehículo llevan, si es de empresa o particular, lo cual podría ser indicio de una posible estafa si es un coche particular, y apuntarse la matrícula», indicó Gandía.
Otra treta común es la estafa del antenista que acude al domicilio para realizar una revisión y él mismo estropea la antena para venir después y cobrar por repararla. «Aquí en Eivissa pillamos a una banda en la que uno de ellos se hacía pasar por minusválido. Pedían una ayuda y cuando la víctima les daba la limosna, lo que veían es donde estaba la cartera y les daban un abrazo de agradecimiento, momento que aprovechaban para sustraerle la cartera a la víctima», relató el agente de la Benemérita, que advirtió también de los robos en los coches: «Es muy típico pinchar una rueda y cuando la persona sale de la playa coge el vehículo y al darse cuenta viene otra persona para ayudarla, mientras el coche queda abierto y un tercero se acerca y roba lo que hay en el interior», alertó.
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Està bé s'idea, però hauria d'anar dirigit també a sa segona edat, perquè no hem d'oblidar que també ve gent de pobles i petites ciutats del nord d'Europa que no estàn acostumats a tanta delinqüència, i això els pot amargar ses vacances. Haurien de repartir follets a s'arribada a s'hotel.