S’Estanyol se convirtió en una especia de ‘beach club’ particular, ya que solo pudieron acceder los vehículos privados contratados por los organizadores.

Las redes ardían por la celebración de una fiesta privada en s’Estanyol, promocionada por una marca holandesa de cerveza, aunque el evento no causó graves incidencias a los que, a pesar de no estar invitados, quisieron acercarse.

A pesar de ello, los organizadores cerraron el tráfico durante toda la tarde sin la presencia de ninguna autoridad competente y solo permitieron acceder mediante los vehículos que facilitaron los propios promotores, nunca con vehículos privados.

Algunos residentes explicaron en Facebook y Twitter sus peripecias para intentar alcanzar la playa: «Burlé el primer matón, ignorando sus gritos», explicaba una persona que trató de llegar a la playa en bicicleta, especulando que el Consell había recibido cuatro millones de euros «por alquilar la playa de s’Estanyol».

Menos problemas experimentó un matrimonio de Sant Antoni, que acudió a la fiesta «por curiosidad» acompañados de su hija de siete meses . Les hicieron dejar el coche al inicio del camino de tierra que lleva a la playa y tuvieron que bajar a pie. Más tarde, regresaron dentro de una furgoneta de los organizadores hasta su propio vehículo. Estuvieron dentro del recinto vallado para el evento. Existía una franja lateral para acceder a la playa, pero empleados de seguridad conminaban a no utilizarla.