Gemma Tur, doctora en Tecnología Educativa y licenciada en Pedagogía en la UIB, en la sede de Eivissa. | DE

Gemma Tur Ferrer (Eivissa, 1977) imparte clases de Didáctica y Tecnología Educativa en la sede de la UIB de Eivissa y forma parte del departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación que, dirigido por los doctores Jaume Sureda y Miquel Oliver, ha elaborado el estudio La formación inicial del profesorado en educación infantil y primaria de Balears. Estado de la cuestión y propuestas de mejora. Tur participa en este estudio y explica algunos detalles de su contenido. Las aulas de la UIB en Eivissa han formado a unos 300 maestros.

—Llama la atención que el estudio recoge que la profesión de maestro está socialmente valorada pero contrasta con la percepción que tienen los profesores, menor que la sociedad.
—Sorprende que la percepción que tenemos es que a lo mejor no está tan valorada como debiera y, sin embargo, lo es. Hemos vivido momentos críticos en lo que todo se cuestiona y, en este contexto, se ha visto que es una profesión valorada y socialmente es valiosa.

—¿Cuando menciona momentos críticos se refiere a los recortes en educación?
—Sí, cómo ha afectado todo y se ha posicionado el profesorado. Esto ha hecho que la sociedad le diera a el valor que tiene a esta profesión. Destaca que no hay evidencias que la profesión no sea valorada o haya bajado.

—Y menciona que están bien retribuidos, superando la media de la OCDE.
—El estudio pone que antes de la crisis era una profesión bien pagada. Si se profundiza un poco más, la valoración no es tan positiva en el sentido de que los maestros tienen muchas más horas de docencia que el resto de Europa. Además, España ha optado por estos recortes en tiempos de crisis. Este dato tan llamativo de que fueran bien pagados ya es más relativo.

—¿La implantación del TIL ha sido un punto de inflexión en la docencia?
—Mi opinión es que sí. Los profesores han tenido que posicionarse ante una propuesta que era pedagógicamente discutible. Han sabido argumentar, dar razones pedagógicas y científicas en lo que se refiere a la enseñanza y aprendizaje de lenguas. No se trata sólo de una profesión técnica sino que tiene una elevada carga reflexiva, en la que un maestro tiene que tomar decisiones sobre cómo ha de trabajar. La docencia tiene un elevado carácter de profesionalidad, no sólo vocación. En una situación de conflicto, el profesorado ha hecho valer todo su conocimiento.

—¿Qué le ha llamado más la atención de los datos?
—La formación docente inicial me parece que es muy interesante. El informe entero me parece muy adecuado y oportuno. Lo que más me gustan son los aspectos pedagógicos y, sobre todo, las propuestas de mejoras. El grado ha mejorado mucho la formación. La reforma de Bolonia, en este caso, ha sido muy favorable a la formación, hemos pasado de una diplomatura a un grado, se ha equilibrado con el resto de estudios y profesiones y nos ha dado más tiempo porque tenemos un año más de formación. El estudio destaca puntos de mejora.

—¿Qué es lo que se tiene que mejorar?
—Hay varios aspectos con propuestas organizativas de la formación teórica porque seguimos teniendo una gran carga teórica; si las prácticas son suficientes o deberían empezar antes, ahora están en tercero y cuarto; cómo se debe hacer la selección de los centros de prácticas, la relación con la UIB, la comunicación entre centros. También se habla del trabajo de fin de grado, una innovación de los estudios de Bolonia que a mí me gusta. Viene a fomentar la capacidad de investigación, básica para la innovación. El trabajo de fin de grado es una oportunidad pero tiene poco recorrido y necesitamos mejorar eso.

—¿Cuál ha sido su aportación en el estudio?
—Mi propuesta es la que hace referencia al uso de portafolios, es una herramienta para la reflexión pedagógica. También hemos hecho referencia a la importancia de las Tecnologías de la Información en la Comunicación (TIC). Son una oportunidad renovada para las metodologías innovadoras basadas en la colaboración, la reflexión y la autorregulación. Es decir, no se trata de hacer TIC para hacer tests electrónicos, sino utilizarlas para construir en grupos el propio aprendizaje.

—¿El informe propone una reducción de plazas y la ampliación del grado a cinco años en las propuestas de mejora?
—El profesorado dice que las aulas están masificadas y con tantos alumnos es muy difícil la innovación y entonces se plantea tener grupos más reducidos. También se habla de la selección del alumnado.

—¿Hay buena formación de los docentes?
—Creo que sí. El profesorado de la UIB ha estado comprometido con la innovación pedagógica y esa es la clave de la calidad educativa. Se ha mejorado la formación.

—¿Siguen formando a futuros profesores en la sede de la UIB?
—Sí. Hemos tenido diferentes especialidades que han ido rotando, como educación especial, lengua extranjera y educación infantil. Empezamos con la diplomatura y en 2009 se empezaron a implantar los estudios de Bolonia. Llevamos cuatro promociones del Grado de Infantil y en 2013-14, empezó la de Primaria, con la que seguimos. Está bien que los estudios roten. La isla es pequeña y no podemos saturar al mercado de una especialidad.

—¿Hay alguna particularidad de sus alumnos y futuros profesores?
—Tienen mucha motivación e interés. Tienen una oportunidad de formación en casa, a la altura de los estudios de grado de cualquier otra universidad. Con un perfil muy comprometido con la educación y los procesos de innovación. El gran potencial de la sede de Eivissa es que son grupos pequeños, no más de 35 alumnos por aula, donde la innovación se puede desarrollar. Siempre les digo a mis alumnos que espero leer sus blog de aula, porque me muero de ganas de ver cómo lo hacen.