Steve Norman durante su entrevista en el Hotel Pikes

Spandau es un barrio de Berlín, quinto distrito administrativo de la ciudad, que al final de la Segunda Guerra Mundial albergó la prisión donde se encarceló a muchos criminales nazis tras los Procesos de Núremberg. Sin embargo, medio mundo une Ballet a Spandau para asociarlo a uno de los grupos que forman parte de la historia de la música. La banda la formaron Gary Kemp, Martin Kemp, John Keeble, Tony Hadley y Steve Norman, en 1979 y hasta 1990 fueron el mayor referente de movimientos como el Mod y el New Romantic. Ahora, tras regresar en 2009 viven una segunda juventud. Algo que se podrá contemplar el 19 de agosto en Ibiza Rocks. Steven Norman, es el encargado de tocar el saxo, la guitarra, las percusiones y otros instrumentos en el grupo.

—Acaban de comenzar su gira. ¿Cómo hacen para estar en plena forma?

—No lo sé. Solo le puedo decir que estamos con más ganas que nunca.

—Pero de algún lado sacarán las energías...

—Del gran aprecio que nos tenemos. Nos conocemos desde hace muchos años y tras superar nuestras diferencias somos más amigos que nunca. Y eso se nota. Pocos grupos pueden presumir de seguir con sus miembros intactos después de tanto tiempo.

—¿Están en uno de sus mejores momentos?

—Eso lo tiene que decir el público o los críticos. Lo cierto es que tenemos una gran energía en el escenario y Tony Hadley está cantando con una voz que nunca le había visto. Así que entre bromas le digo que a partir de ahora sólo le queda ir a peor (risas).

—Sus conciertos están llenos. ¿Qué les piden?

—Un poco de todo. Ahora estamos reinventando temas de siempre y tenemos canciones nuevas para demostrar que no nos hemos quedado en el pasado. Pero el momento de recuperar temas del primer disco, Journeys to Glory, conmigo tocando la guitarra eléctrica y Gary Kemp el sintetizador creo que son increíbles.

—¿Eso le hace ponerse nostálgico?

—No. Me enorgullece. Es recordar que hicimos temas increíbles.

—¿Han hecho historia en la música?

—Eso tal vez es presuntuoso. Lo que sí es verdad es que marcamos un estilo propio. La gente oye nuestros temas y saben que somos Spandau Ballet.

—También fueron conocidos por su ropa...

—(risas) Y eso que cuando comenzamos, al venir de un barrio obrero, tuvimos que buscar la más barata. El tema de la ropa también fue algo importante.

—Pero con el tiempo se ha demostrado que eran mucho más...

—Sí, tapamos la boca a más de uno. Nadie apostaba por nosotros y muchos nos ridiculizaron. Pero, bueno, el tiempo nos ha dado la razón.

—¿Cómo ve ahora la música?

—No está mal. Hay grupos muy interesantes como Bastille, Foo Fighters o Prodigy. Pero a muchos les falta algo. Creo que ahora es más importante el marketing que la música que se hace.

—¿Y ustedes no fueron un poco precursores del marketing?

—(risas). Puede ser. Pero antes eramos un grupo de amigos. Como ahora.