Una decena de artistas, que se transforman en cada en cada número, se suben a la estrecha pasarela de The Ninth para dar un repaso a estilos musicales y habilidades artísticas diversas. | Daniel Espinosa

Pocas vistas son tan evocadoras como las que se pueden apreciar desde la azotea de The Ninth, el restaurante del Hard Rock Hotel; una postal que por sí misma te atrapa. A partir de ahí, los ‘complementos’ lo tienen fácil para satisfacer a la clientela. Héctor de la Rosa, el responsable de todo lo que se ve, se vive, se bebe y se come en ese cielo de Ibiza, ha echado mano del eclecticismo para seducir a un amplio abanico de público. El espectáculo -dividido en cuatro actos degustativos y un postre que comparte protagonismo con una actuación coral que invita al público a la tarima-, contiene flamenco, rock, contorsionismo, baladas y, por supuesto, una versión del Cheek to Cheek de Irving Berlin, esa bella tonada que empieza con los versos «Heaven, I’m in heaven, and my heart beats so that I can hardly speak...». Los platos, imaginativos, combinan algo de producto local (sobrasada ibicenca) con esencias del mar (gambas, pulpo, ceviche...) con toques más atrevidos (rebozado de kikos o foie cubierto de chocolate negro).

Con todos esos ingredientes, para disfrutar de ese trozo de parnaso que te ofrece una de las franquicias más populares del planeta simplemente debes acomodarte en uno de los sillones ‘chic’ y dejarte llevar por la atmósfera que se va creando, con la ayuda del champán y de los vinos, por supuesto.

Al final de todo, recomiendo acercarse a la barra del bar y beberse un mojito con chili, otra creación de Héctor; saborearlo a sorbos cortos mientras piensas que retozar en el cielo a la fuerza debe ser algo efímero.