Concha García Campoy era una de esas periodistas buenas en su profesión porque era aun mejor persona que comunicadora. Ibicenca de adopción y de alma, abrió la veda a una prolija generación de ‘plumillas’ que, enamorados de las Pitiusas sin remedio, divulgan en multitud de medios de comunicación las bondades de nuestras islas. Y es que cuando una está enamorada hasta las trancas no puede evitar poner esa sonrisilla tonta y propagar las virtudes de a quién has elegido para pasar el resto de tu vida. En su caso, Ibiza, aunque no pudiese despertar cada día en sus brazos.

Las relaciones a distancia se llevan mal y Concha venía tantas veces como su agenda se lo permitía. Su voz descansa hoy en las audioguías que pueden escuchar los turistas que tienen el buen gusto de conocer la cara declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO de Vila.

Entrevistar a Concha era un ejercicio de humildad. Siempre paciente y sonriente, tenía la mirada lúcida de quien se refleja en tu juventud y en tu vocación para decirte con una caricia que te entiende y que tu esfuerzo se verá recompensado. Es imposible no recordarla amable y serena, como todo buen periodista que se tercie. Un día me dijo que tal vez el sueño que siempre hemos perseguido no es el que está destinado a hacernos felices. Escuché su consejo y me quedé aquí, en este cachito de tierra que la vio partir, donde desempeño esta necesidad de juntar palabras con mucho más ahínco y mayor elenco de musas que en otras capitales.

Nuevas generaciones

«¿Qué es triunfar, Montse, sino levantarse cada mañana con ganas de seguir haciendo lo que más te gusta?». Y tras decir frases como ésta, Concha afirmaba que las nuevas generaciones veníamos pisando fuerte dispuestas a jubilarlos a todos. Gracias, Maribel Torres, por enviarme el otro día una foto que me ha hecho recordarla, recordaros.

‘La Campoy’ no es la única pluma que ha hecho internacional a la isla. Recientemente galardonada por el Club Internacional de Prensa, Pilar Bonet Cardona es periodista del diario El País en Moscú. Estoy segura de que cuando recogió el premio a la mejor corresponsal española sonrío evocando nuestras aguas turquesa. Mientras, nosotros, los de aquí, compartimos su orgullo por esa labor encomiable a la que da vida cada día como es garantizar nuestra libertad informándonos de lo que pasa en el mundo.

Tanto ha hablado de Ibiza y tanto ha bebido de su magia, que el periodista, escritor, relaciones públicas y decorador Carlos Martorell tiene los ojos del color de sus más afamadas costas. En las últimas semanas he tenido la suerte de charlar con él en varios eventos y me he replegado ante sus conocimientos. Este amigo de sus amigos me contó en un evento que cuando él llegó a Ibiza las invitaciones a este tipo de saraos se dejaban colgadas de cuerdas ubicadas en las casas. 50 años de un tórrido romance con la isla que él mismo define como el de una pareja que cumple sus bodas de oro: «ya no es la joven fresca y llena de vida de la que me enamoré, pero no por ello he dejado de quererla, ni voy a dejarla». Hoy, desde su atalaya en la revista Hola sigue defendiendo de forma comprometida la conservación de las Pitiusas.

Tres jóvenes comunicadoras han tomado el testigo en esto de evocar a Ibiza en cada programa. María Moya Martín, quien comenzara su carrera profesional en Exit Punto Radio y escuchase a mi lado esas sabias palabras de Concha para continuar en IB3, triunfa hoy en Barcelona al amparo de Alfonso Arús en "Arucitys", en la televisión autonómica catalana 8tv. A María la llaman "la ibicenca" y no hay semana en la que no salgan a colación estos 40 kilómetros que nos unen. Se ha llegado a emocionar en directo viendo vídeos de "su casa", porque en eso de tener un gran corazón y mucha empatía coincide con "La Campoy". María es también una de las mejores periodistas que he conocido nunca porque es, por ende, una grandísima persona que llegará muy lejos y que dará mucho que hablar.

Por su parte la ibicenca Rebeca Haro ha sido nombrada ‘la sustituta’ de Sara Carbonero en la sección de Deportes de Informativos Telecinco. La periodista ha trabajado en Marca TV en Energy y Cuatro y da el salto a la cadena amiga con energía y ganas.

Muchas ‘pelotas’ tuvo también la pitiusa Emi Pacheco, quien se casó con el futbolista César Cortés y de su mano se marchó a Chile a ‘hacer las Américas’, donde triunfa en la principal televisión del país en la que su imagen se ha hecho familiar incluso en las revistas de papel cuché.

Ellas son jóvenes, sobradamente preparadas y tienen algo en común: se les trasparenta la belleza de dentro hacia fuera, las luces y las ganas de comerse el mundo sin dejar de recordar nunca que su alma huele a isla blanca.