Bárbara Elorriaga en la tienda Cocoq situada en la carretera de Santa Gertrudis. | Toni Escobar

Hace nueve años Bárbara Elorrieta era actriz. Había participado en series como Diez en Ibiza o Negocis de família y en películas como Rojo Intenso y su carrera parecía que iba a despuntar. Sin embargo, buscaba una actividad que la llenara profesionalmente y la ayudara «a salir del agobio que supone vivir en una gran ciudad como Madrid». Entonces se cruzó con ella la repostería en forma de una pequeña tarta blanca de dos pisos que vio en un restaurante. Le impactó tanto lo que vio que decidió probar, comprar libros, ensayar en su casa y tras su primera tarta para la hija de un amigo, «muy básica y redonda, recubierta de crema de mantequilla y con la cara de Hello Kitty», descubrió su verdadera vocación: ser pastelera.

Pronto comprobó que tenía maña para el asunto, vendió su tercera creación, y en poco tiempo su técnica fue evolucionando de tal manera que a día de hoy se ha convertido en una de las pasteleras por encargo con más éxito de Balears gracias a su empresa Cake Me Home.

Gran parte de su secreto reside en el gran realismo que ofrece en sus tartas y como no, en el sabor que tienen. Bárbara Elorrieta es capaz de presentar con gran detalle desde bolsos a cualquier tipo de logotipos pasando por gorras, tablas de surf, camisetas de fútbol, estadios deportivos, botellas de vino, teléfonos móviles, vestidos de novia, personajes infantiles e, incluso, una lata en el aire echando cerveza sobre una gran jarra.

Algo que resulta del todo menos sencillo. La pastelera emplea una ténica americana cercana a la escultura «que necesita materiales de primera de calidad». «Aunque por dentro no deja de ser un bizcocho con un relleno de crema de mantequilla, hacer cada una de ellas es muy complicado porque hay que cubrir correctamente el bizcocho con la pasta de azúcar y que éste no se cuartee cuando esté terminado, sobre todo a la hora de transportarla, la fase más complicada y que puede acabar por arruinar todo el trabajo», explica sin parar de sonreír.

Por ello, Bárbara asegura que cada una de sus tartas necesita un largo período de elaboración. «Para mí cada nueva creación es como un reto tremendamente divertido y creo que voy mejorando y superándome con cada una que termino, como en el caso de la tarta con la lata y la jarra de cerveza, un barco velero que me costó muchísimo, sobre todo por las velas, o una que hice para una discoteca y que tenía más de medio metro y medio y cientos de florecitas», resume.

Larga elaboración

En este sentido, asegura que suele invertir en sus encargos un mínimo de entre seis y ocho horas para los más sencillos y varios días en los más complicados. Y es que en el proceso juegan muchos factores. Bárbara, según la estructura trabaja con un carpintero para pensar la composición, luego comienza a elaborar los bizcochos con las formas que le permitan esculpir la figura, los rellena, compone la pasta de azúcar y finalmente da forma a todos los detalles. Todo ello, precisa de muchas horas de elaboración y de secado «como la correa de un bolso, que necesita más de una semana», concreta Bárbara.

Ahora, mientras termina un vestido rojo con florecitas en tres dimensiones y sigue adelante con su empresa www.cakemehome.es, Bárbara Elorrieta no descarta seguir estudiando en otros países para ir aprendiendo, «sobre todo de Estados Unidos, donde son capaces de hacer tartas de más de dos metros, o Inglaterra, donde se cuida muchísimo el detalle».