La intensa lluvia ha vuelto a paralizar la actividad en la Marina y la primera línea del puerto como ocurriera durante la gota fría de finales de agosto. Las tormentas tuvieron el mismo efecto devastador que hace tres semanas, cuando las canalizaciones se vieron desbordadas y la inundación provocó una avería en el transformador de la electricidad de la plaza Antoni Riquer, que dejó sin luz a media docena de locales.

La fachada marítima de Vila volvió a quedar ayer sumergida en aguas residuales. Una nueva filtración en el foso de esta instalación eléctrica mantuvo en vilo a vecinos y restauradores de la céntrica plaza del puerto. Técnicos del ayuntamiento y operarios de las empresas Endesa y Elecnor trabajaron durante la mañana en reconducir esas fugas por otras arterias para evitar un nuevo fallo eléctrico en la manzana. Sin embargo, hacia las 13.30 horas los locales de la zona que dependen de este transformador se quedaron de nuevo sin luz tras un nuevo diluvio. Según los testigos, el apagón se prolongó durante dos horas.
Negocios como la terraza Zoo volvieron a verse afectados por las inundaciones y sus empleados se pasaron buena parte del día achicando agua del interior del local mediante bombas de extracción. Muchos comercios permanecían cerrados a media mañana dada la ausencia de clientes mientras otros se vieron sorprendidos por la abundante lluvia que cayó a mediodía. Una densa cortina de agua cercenó las ventas de los comerciantes, obligando a muchos de ellos a cambiar la bandeja o la caja registradora por la fregona y los cubos de agua. En varios establecimientos de la zona se repitieron escenas nauseabundas de aguas fecales saliendo a borbotones por los sumideros, sobre todo en los bares y restaurantes de la calle Cipriano Garijo.

Joaquín Manuel Senén, presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes de la primera línea del puerto, volvió a mostrar su desesperación ante un problema recurrente que convierte al casco antiguo en una enorme cloaca durante los días de tormenta. «Estamos sacando agua y mosqueados porque el agua fecal no se va. Nosotros seguimos aquí tragando mierda, con perdón. Esto es una urgencia», imploraba una hora después de que se alejara el temporal. Senén considera «muy raro» que el nivel de agua fecal acumulada no descendiera y lamentó que una vez más quede anegada la zona tras solo unas horas de intensa lluvia. El portavoz vecinal mantuvo una conversación con el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, quien le informó de que uno de los tres aliviaderos del puerto quedaría abierto ayer mismo, extremo que no se pudo confirmar al cierre de esta edición. Los trabajos continuarán durante los próximos días para abrir los otros dos desagües y restaurar el sistema de alivio de las aguas que existía en el puerto antes de las obras de reforma que se han llevado a cabo en el último año. «Esperemos que ésta sea la solución porque si no, siempre pasará lo mismo», agregó Senén, quien apuntó que la bomba de impulsión que va a la depuradora tampoco da abasto ante el caudal de agua que se generó.