Los negocios del Mercat Vell se vieron también ayer muy afectados por las fuertes lluvias. | Arguiñe Escadón

A las dos de la tarde de ayer, la mayoría de las terrazas de los restaurantes de la zona del puerto y de la Marina están llenas de turistas, así como las tiendas de ropa. Hace apenas una hora que ha dejado de llover y ya no hay tiempo ni ganas para ir a la playa, por lo que la mejor opción en esta situación es recorrer el casco antiguo de la ciudad, aunque sea en medio de un pestilente olor a cloaca.

Sin embargo, todavía hay varios propietarios de negocios que siguen achicando agua de sus locales con pequeñas bombas. Es el caso del restaurante Can Costa, en la calle de sa Creu, o de sus vecinos de Can Pascual. Los propietarios tienen cara de pocos amigos, y no es de extrañar. En menos de un mes ya han tenido que vaciar sus establecimientos inundados al menos cuatro veces. Nunca les había pasado.

«Desgraciadamente, cada vez que llueve fuerte, anque sólo sea media hora, tenemos la misma situación desde que han hecho la obra nueva en el puerto. Antes no pasaba y ahora se nos llena el bar de agua», asegura Raúl Madotti, del bar Zoo, situado en la plaza Antoni Riquer y al que se accede bajando un par de escalones.

Mientras habla, sus trabajadores siguen sacando agua del local. «Por mucho que deje de llover, aquí sigue brotando agua, nos podemos tirar cinco o seis horas achicando», comenta Madotti, que niega que el agua le entre por las puertas de entrada al local. «Sale por los váteres y se filtra por debajo de las escaleras. En 25 años no había pasado nunca. Antes se inundaba con un dedo de agua si llovía todo el día», explica el propietario del Zoo.

A Madotti, lo que le sabe peor es que «después de cerrar a las 5 de la madrugada, a las 10 de la mañana tenemos que estar otra vez aquí achicando agua hasta las 7 o las 8 de la tarde, cuando volvemos abrir, más allá de los motores que se queman o las mercancías que se echan a perder porque están en cajas en el suelo».

Quien también se queja de su situación es Neus Segura, trabajadora de un souvernir de la calle del Mar: «Desde que se ha cambiado el suelo cada vez que llueve no tenemos luz, se inundan las tiendas y hay cucarachas por todos los sitios». Segura explica que «a las 10 íbamos a abrir, pero menos mal que no lo hemos hecho porque habría sido un caos: el agua ya entraba por debajo de las puertas». La trabajadora asegura que la gente de la zona abre las alcantarillas porque «si no, todavía estaríamos quitando agua» y que «en 16 años, lo de no poder abrir porque no teníamos luz no había pasado nunca».

LA NOTA

El transformador de sa Tertúlia vuelve a inundarse y a dejar sin luz a varios comercios

Numerosos comercios del puerto y la Marina se quedaron ayer nuevamente sin suministro eléctrico por culpa de la inundación que sufrió el transformador situado en la plaza de sa Tertúlia. A mediodía, un camión se encontraba trabajando en la zona para aminorar el nivel de agua de la instalación.

Los propietarios del bar Black Buda manifestaron ayer su hastío por la situación que viven en el puerto cada vez que llueve. “Lo que pasa es que tras las reformas del puerto siempre se inunda. Hemos comprado bombas de agua, nadie viene a preocuparse y esto es un desastre que tenemos que limpiar siempre nosotros: mobiliario del bar, la maquinaria que se estropea… estamos hartos y cansados de esta situación. Es increíble e inconcebible que pase esto. En 15 años no habíamos visto nada igual”, explicó Simone.