Francisco Pascual, ayer en la plaza de la iglesia de Jesús. | Daniel Espinosa

Francisco Pascual, presidente de la Comisión de Fiestas de Jesús, aún recuerda con nitidez los tiempos, hace más de medio siglo, en los que su pueblo «sólo estaba formado por casas de campo», y en los que al día grande «las mujeres acudían en carro y con dos pares de zapatos, uno especial para bailar y otro para cambiárselo e ir guapa a la misa». Eran tiempos en los que su tienda de colmados, entonces la única del pueblo, cerraba para servir de pequeño bar, días en los que la luz se suministraba con un petromax (una lámpara de gasoleo que se encendía con el sistema de los infiernillos), y en los que la música para el baile, «muy distinto al de ahora», se escuchaba con discos puestos en un viejo tocadiscos.

No en vano, Francisco vivió muy cerca todo aquello porque fue cuando decidió meterse en la aventura de organizar las fiestas de Jesús, junto a su buen amigo Juan Costa ‘Juanito Púas, tenía 21 años, y hoy con 73 sigue al pie del cañón. Es decir, más de media vida en el tema.

El mundo, España, Balears y la isla ha cambiado mucho desde entonces y donde antes había baile agarrado y cortejo ahora hay dj, suelto y cubata. Y donde antes había un pintor ahora hay cientos de teléfonos móviles para inmortalizar el momento en las redes sociales. Sin embargo, lo que sigue igual son las ganas de Francisco por ayudar a sus vecinos, aunque ya amenaza con dejar el cargo cuando terminen los festejos de este año. Una decisión que muchos vecinos esperan que se quede en amenaza para seguir disfrutando de él mucho más tiempo.

Lo cierto es que sus ojos vivaces y su gran sonrisa han visto cómo Jesús y sus fiestas han evolucionado mucho., ya que el pequeño pueblo se ha convertido en una ciudad dormitorio con más de 7.000 habitantes censados. «Todo es muy distinto, ahora casi nadie se saluda por la calle porque nadie conoce al vecino mientras que hace más de medio siglo, durante la la semana previa al día grande, toda la gente de la zona se unía para pintar y encalar de blanco la iglesia y su casa y al que no podía, entre todos, se le le echaba una mano».

En este sentido, Francisco resalta que fue este crecimiento poblacional provocó que de sólo un día, con misa, procesión y ball pagès, se pasara a varios jornadas con conciertos, espectáculos infantiles, teatro, puestos y como novedades este año, el exitoso concurso Jesús té talent y el documental de las fiestas que rueda Adrián Martínez para estrenarse el próximo 19 de septiembre. «Parece mentira pero cuando ‘Juanito Púasy yo, empezamos en colaboración con el párroco nosotros mismos tuvimos que montar el escenario junto a la iglesia uniendo tablas y andamios».

Fiestas pioneras

Dicho escenario se mantuvo así los diez años siguientes y luego fue evolucionando hasta acoger todo tipo de grupos de la Península. «En Eivissa estuvimos un tiempo sin banda de música y por eso nosotros conseguimos traer, por ejemplo, una banda de porreros de Palma, dos años seguidos una de Burriana, Los Mustang e, incluso, Parchís», comenta con una gran sonrisa. Eso sí, Francisco asegura que lo que nunca han faltado en el pueblo son las colles de ball pagès. «Esto es algo innegociable, porque nuestras tradiciones son casi sagradas y es algo que tenemos claro en la comisión».

Además, Francisco y los suyos fueron pioneros en poner en marcha actividades como el homenaje a la tercera edad «con una cena que se celebraba el día grande del pueblo después de misa». Una iniciativa que tuvo tanto éxito que el Ayuntamiento de Santa Eulària la acabó haciendo suya. «No se lo tengo en cuenta, es normal, y además nos viene muy bien todo tipo de ayuda», confirma al respecto con una sonrisa, mientras asegura, «que sí, que sí», que este año será el último.