El Ayuntamiento izó ayer la bandera roja en la zona norte de la playa de Talamanca, la más cercana al municipio de Santa Eulària. El motivo es que los análisis realizados el pasado 9 de septiembre han dado como resultado un nivel de enterococos (un tipo de bacteria) superior a las mil unidades que marca la certificación de calidad ISO 14.001, concretamente 1.030, a pesar de que las muestras realizadas el mismo día a las 7 de la mañana eran de solo 70.

El Consistorio considera que el motivo del aumento del índice en esta zona de la playa pueden ser los residuos que llegan relacionados con las fuertes lluvias de esta semana.

Vila también informó ayer de que la zona, que en los últimos días ha permanecido cerrada al baño, la más cercana al emisario, ya es apta al baño.

El Ayuntamiento espera recibir mañana los resultados de los análisis del día 10 (los resultados de las muestras tardan 48 horas) para saber si el agua vuelve a estar en buenas condiciones y, por tanto, ya se puede izar la bandera verde y permitir el baño en toda la playa de Talamanca.

El Ayuntamiento de Vila y el Consell d’Eivissa anunciaron el jueves que pedirán al Govern balear la declaración de emergencia de las obras del nuevo emisario de Talamanca. Además, también solicitarán al Ejecutivo balear que apruebe una partida para ejecutar la obra en el año 2016.

El emisario de Talamanca, cuya enésima rotura el pasado martes ha provocado que en la playa todavía ondee la bandera roja y el baño esté prohibido, fue el tema prioritario en el encuentro de ambas instituciones. «Cuando estuvimos en la oposición fuimos duros y ahora no nos queda otra porque la situación en la playa de Talamanca es insostenible», comentó el alcalde de Vila, Rafel Ruiz.

El objetivo de ambas instituciones es reducir todo lo que sea posible los plazos de tramitación y conseguir que las obras del nuevo emisario se lleven a cabo cuanto antes. En este sentido, Ruiz reiteró que considera que la Conselleria balear de Medi Ambient tiene que presupuestar estas obras para el próximo año pero que, en caso de que el Ejecutivo balear no aporte el dinero, el Ayuntamiento de Vila está en disposición de avanzarlo para que no se demore el comienzo de los trabajos. Unas obras que se calcula que podrían costar alrededor de tres millones de euros.