Son las 8.20 horas de la mañana y los primeros vuelos internacionales tocan tierra en la terminal de es Codolar, en el municipio ibicenco de Sant Josep. Un vuelo de la compañía Condor Flugdienst procedente de Múnich desembarca a los primeros cientos de turistas que pasarán unos días en la isla a mediados del mes de septiembre. Poco después arriban al aeropuerto visitantes provenientes de Milán, Bruselas o Zúrich. Aún no son las 9.00, sin embargo el trajín en la zona de llegadas va en aumento. En la siguiente media hora aterrizan tres vuelos de Londres y varios más de Dusseldorf, Bristol, Rotterdam, Leeds y Bremen.

Entre los agentes, de distintos tour operadores y un puñado de amigos o familiares de los recién llegados aguardan en el hall de recepción varios jóvenes de entre 25 y 35 años de apariencia díscola. No parecen tener mucho que ver con el origen de la mayoría de turistas y, sin embargo, se entremezclan con ellos mientras les susurran algo al oído: la pal