Hacía semanas que los puestos de los mercados de las Pitiüses lo venían anunciando: el otoño ya está aquí. Sandías, melones y otras exuberantes frutas veraniegas han ofrecido mucha resistencia, la uva trató de ilustrar cierta transición, pero el paso definitivo lo han dado las calabazas, boniatos y otras hortalizas propias de esta época del año.

Algunas de ellas llegan ahora a la plaza y se quedarán con nosotros todo el invierno, pero otras son más fugaces y gozarán de un cierto protagonismo estas primeras semanas de otoño. Se trata de las granadas, los caquis y el membrillo, que viven ahora su mejor momento del año.

«Ahora es tiempo de granadas, estas son de Eivissa y están muy buenas», comenta Joan Torres, de Frutas y Verduras Catalina, que las vende a 2,40 euros/kilogramo. Este comerciante reconoce que no es una fruta que cuente con demasiados adeptos, aunque señala que «a quien le gusta, cuando hay, casi cada día viene a por ella».

De hecho, la granada es una fruta atípica que no goza de un excesivo consumo en nuestro país, cuya producción destina mayoritariamente a la exportación. Se estima que España dispone de un total de 2.500 hectáreas cultivadas de este pequeño arbusto de singular fruto. Cada año, esta superficie da unas 20.000 toneladas de granadas que van hacia otros países donde la aprecian más que aquí.

Aunque está formada por agua en una gran medida, la granada es muy rica en antioxidantes, potasio, calcio, magnesio y vitaminas del grupo B y C, la granada está considerada por múltiples civilizaciones como una fruta con auténticas propiedades medicinales. Algunos estudios indican que la granada podría tener efectos beneficiosos para la salud cardiovascular y la prevención de ciertos tipos de cáncer. Otros le otorgan cierto poder como estimulante del deseo sexual, tanto en hombres como en mujeres, e incluso la llaman «el viagra natural».

No en vano, muchas culturas la utilizan como símbolo de la fertilidad, como en China, que se ofrece a los recién casados como auspicio de una descendencia numerosa.

Por otra parte, como indicábamos más arriba, el caqui también disfruta estos días de un especial protagonismo en los puestos de nuestros mercados. Conocido también como palosanto, se caracteriza por un sabor extremadamente dulce y una consistencia muy delicada, por lo que suele sufrir un notable acoso por parte de los insectos.

Procedente de China, India, Japón y Birmania, fue introducido en Occidente a finales del siglo XIX, por lo que lleva con nosotros relativamente poco tiempo.

Entre sus propiedades, destacan los beneficios que aporta a la visión y al crecimiento de los huesos. También es antioxidante y favorece el tránsito intestinal.

En el Mercat Nou, encontramos caquis en Frutas y Verduras Maria Cardona y en el puesto de Joan Torres, quien anuncia el siguiente invitado del otoño: los pebrassos. «Quizás en una o dos semanas empiecen a llegar los primeros», afirma. «No de aquí, sino de la Península», aclara el frutero. «Está haciendo buen tiempo para que sea una buena temporada, con lluvias y sin excesivo calor», explica, mientras se frota las manos pensando en esta valorada seta.