Imagen de la playa de Talamanca durante uno de los días en que ondeó la bandera roja a principios de octubre.

La bahía de Talamanca se encuentra en una situación ambiental «crítica». Con estas contundentes palabras describía el biólogo Bartolomé Planas en septiembre de 2013 las fatales consecuencias que los vertidos han ocasionado a la playa de Talamanca a lo largo de la última década. Este informe está en manos de la Conselleria de Medio Ambiente del Govern balear desde principios de año, cuando la Asociación de Vecinos de Talamanca se reunió con Biel Company, entonces titular de esta cartera. Además, es uno de los argumentos que los vecinos utilizan en su denuncia presentada el pasado viernes ante la Fiscalía de Medio Ambiente contra las diferentes instituciones implicadas para pedir responsabilidades por los daños ocasionados tras las sucesivas roturas del emisario.
Según el citado informe, «resulta especialmente intenso» el deterioro del sistema natural litoral del arrecife barrera de posidonia oceánica que se encuentra en los fondos de la bahía y que consituye «uno de los exponentes de mayor entidad de este tipo de morfologías litorales en el Mediterráneo occidental».
Estas praderas, que generan aguas de elevada calidad ambiental, desempeñan, según el informe, un papel fundamental para el mantenimiento del turismo en la isla y los daños efectuados provocarían «la desaparición de la playa de Talamanca tal y como la conocemos ahora, destruida por los procesos litorales».
En la actualidad, la bahía de Talamanca recibe vertidos procedentes de la estación depuradora por una parte y de la planta desaladora por otra. Los dos vertidos, según el estudio, tienen por separado «una incidencia ambiental intensa que están deteriorando este hábitat, «probablemente hasta un punto irreversible o de no retorno. Esto constituye un impacto que, a medio o largo plazo, resultará crítico».
Sin embargo, el citado informe señala que si se unificaran ambos afluentes en uno, la situación «sería mucho más ventajosa desde el punto de vista ambiental», dado que los parámetros fisicoquímicos y biológicos de ambos vertidos «se compensan de forma muy efectiva» si se mezclaran antes de ser vertidos. De hecho, las aguas de salmueras de desalación son de una excelente calidad a pesar de tener una elevada salinidad. Unos altos niveles que se compensarían, en cambio, por la baja salinidad del vertidos de la depuradora.
Por este motivo, el biólogo Bartolomé Planas señala como «prioritario» abordar la compleja situación de Talamanca y propone como mejor solución la unificación de vertidos de la desaladora y la depuradora para, de esta forma, reaprovechar también las infraestructuras que ya existen «optimizando los costes ambientales y económicos y proporcionando una solución técnica definitiva».
Por otro lado, este informe también advierte del impacto que provoca el fondeo masivo e incontrolado de embarcaciones sobre las aguas de Talamanca. Según explica, el efecto de las anclas de dichas embarcaciones, tanto las que están fondeadas todo el año como las que están solo en verano, causan también un gran daño en los fondos marinos de la zona. Entre ellos, la destrucción de los fondos marino, el denominado «efecto sombrero» provocado por una pérdida de iluminación, así como los vertidos añadidos que estos barcos realizan al mar.