Rafa Ruiz, alcalde de Eivissa, nos cita en el Mercat Nou de Vila porque le encanta «hacer la compra y cocinar en casa». Llega puntual a su cita, apenas pasan dos minutos de las nueve de la mañana, y lo hace con ese aire elegante que se ha convertido en un clásico desde que llegó al cargo. Viste americana azul y una camisa marron que le quedan como un guante, un pañuelo al cuello, pantalón marrón claro, y un reloj dorado de estilo retro. Se sienta en una de las cafeterías, pide un café con leche y una tostada con aceite y en apenas unos segundos demuestra que es una persona cercana, alejada de los estereotipos que a veces nos construimos del político tradicional. Eso lo nota la gente. Son muchos los que le saludan durante la entrevista, entre ellos su buen amigo Pepe, al que Ruiz bromea con hacerle alcalde del Mercat Nou. Éste, mientras le explica lo baja que es su pensión bromea con contarnos alguna anécdota de cuando Ruiz era pequeño si le pagamos lo suficiente. Eso sí, nos deja claro, sin peloteos, que estamos ante una «magnífica persona».

Rafa Ruiz es fruto de un matrimonio humilde que llegó a Eivissa siendo muy joven desde Andalucía buscando trabajo. Asegura que sus padres hicieron un gran esfuerzo para que tanto él como su hermana pudieran tener estudios y así fue; ella vive en Barcelona donde trabaja en un laboratorio farmacéutico y él se licenció en Educación Física. Eso sí, el alcalde de Eivissa asegura con una sonrisa de pillo que no fue nada buen estudiante y que cuando era pequeño sólo pensaba en su bicicleta de trial, un deporte con el que consiguió grandes éxitos llegando incluso a viajar a países como Nueva Zelanda o Japón.

Desgraciadamente una lesión le retiró y él se enderezó. Primero hizo el grado de FP, luego terminó la carrera en Barcelona y finalmente ha trabajado como profesor de Educación Física de Secundaria durante unos diez años. De ahí heredó su pasión por los adolescentes a los que defiende a capa y espada. «Me duele muchísimo cuando se dice que con trece o catorce años un niño no va a llegar a nada en la vida. Eso es mentira, cada uno tiene sus ritmos y a esas edades lo mejor que podemos hacer es dejar que se desarrollen y apoyarles lo más posible», asegura muy serio.

Incluso, Rafa Ruiz explica que esto él lo vivió en primera persona. «Debo mucho a mis padres y sobre todo a aquellos profesores que confiaron en mí y no me dejaron de lado cuando peor me iba, hacía mis trastadas, sólo pensaba en la bicicleta y todo indicaba que no iba ni a aprobar la EGB».

El caso es que lo enderezaron a tiempo, descubrió su vocación por la enseñanza y los adolescentes, y después por la política, convirtiéndose en junio de 2015, a sus 36 años, en uno de los alcaldes más jovenes de España. Y ahora, este domingo, aspira a convertirse en nuestra primera Sardina Negra del PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA.

—¿Cómo acaba un profesor de Educación Física como alcalde?

—Bueno, yo llevo varios años relacionado con la política. Todo comenzó gracias a Lurdes Costa, mi profesora en el Instituto y quien me animo a estudiar un ciclo formativo de grado superior en Actividades Físico Deportivas. Ella me convenció para que fuera su concejal de Deporte cuando se presentó por primera vez.

—¿Así? ¿De buenas a primeras?

—(risas). No. Cuando estudiaba la carrera de INEF en Barcelona me impliqué mucho con el movimiento antiautopista y luego cuando regresé a Eivissa tuve la suerte de coincidir con Albert Prats en el mismo instituto. Gracias a él acabé yendo a asambleas y reuniones políticas de Eivissa pel Canvi y empezó mi relación con la política.

—¿En otro bando?

—(risas). Bueno, no pasa nada. Nunca he llevado el tema del carnet a rajatabla, y tal vez por eso me llevo bien con los de uno y otro partido.

—Entró de concejal sustituyendo a Roque López y luego Alcalde. ¿Cómo reaccionó su familia cuando les dijo que se iba a presentar a alcalde?

—Que estaba un poco loco, pero me apoyaron y me apoyan bastante. Saben que es duro, pero tengo mucha suerte porque siempre están ahí.

—Ahora todo se va a complicar cuando sea padre ¿Veremos a Rafa Ruiz en los plenos dando el biberón a su hija o moviendo el carrito?

—(risas). No sé si tanto, pero haré lo posible por conciliar la vida familiar con la laboral. Creo que todas las mujeres se merecen un monumento.

—¿Cómo está llevando esta buena noticia?

—Yo creo que muy bien. Aunque la gente no lo crea, me encantaria estar embarazado para poder sentir las sensaciones que siente la mujer con un niño dentro. Ahora por las noches llego tan rendido que ni siquiera termino de ver El Intermedio de mi admirado Gran Wyoming pero lo compenso durmiéndome sintiendo las patadas de mi hija. Y eso es maravilloso.

—¿Tanto agota la política? Entonces ¿cómo lo hacen para soportar los plenos? ¿No cree que en ocasiones son muy pesados?

—(risas). Yo tengo la suerte de ser adicto a la cafeína y eso ayuda. Pero si es cierto que tenemos que intentar mejorar el desarrollo de los plenos para hacerlos menos pesados. De hecho, ya estamos trabajando para crear un reglamento como ya tienen en muchas de las ciudades del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad.

—Hablando de ese grupo. Acaba de regresar de una reunión en Ávila. ¿Estaban buenos los judiones que le regalaron?

—Buenos no, buenísimos. Me salieron impresionantes, la verdad. No entiendo cómo hay quien dice que no son buenos.

—¿Que más probó? Porque en Ávila hay mucho y bueno que probar y comer... se lo dice un abulense de adopción.

—Pues para mi pesar, nada más. Desgraciadamente, y gracias a las buenas conexiones aéreas que tenemos con la isla, me tuve que marchar corriendo sin probar el chuletón. Me han dicho que es pecado, así que tendré que volver para terminar lo que empecé.

—De todos modos, aunque coma un chuletón muy grande no tiene pinta de que vaya a engordar mucho. ¿Cómo lo hace para mantenerse en tan buena forma?

—Pues no sigo una dieta estricta. Al revés, desayuno bien y como de todo. Eso sí, como sufrí una lesión en la espalda y estoy operado de la columna hago ejercicio todas las mañanas para que luego pueda aguantar el intenso ritmo diario. Eso y que también, por prescripción de mi neurocirujano, tengo que dormir la siesta media hora todos los días.

—Eso de la siesta se lo diré a mi mujer... ¿Con su cuerpo no es la envidía de sus colegas en el Consell d’Alcaldes o en el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad?

—(risas). Entre las ciudades patrimonio muchos de los alcaldes venimos de la misma generación. Y entre el Consell d’Alcaldes todos nos llevamos muy bien. Incluso, Agustinet bromeó llamándome Barón Dandy.

—Por sus carteles de campaña, ¿cuántas veces ensayó su sonrisa?

—Pues no se lo va a creer pero salió a la carrera. Ese día estaba en el MACE en una inauguración y mi jefa de gabinete me llamó urgentemente porque había fallado la agenda y tenía que hacerme las fotos. Llegué al estudio de Rafa Domínguez corriendo, vestido informal y sin tiempo. Me pusieron cuatro polvos en la cara y dispararon. Sin más preparación y sin pensar en la imagen.

—El caso es que su imagen es muy buena. ¿Qué tuvo más éxito, su fotografía con el bastón de mando del Ayuntamiento o la fotografía saliendo del agua tras terminar la prueba a nado de Ses Figueretes?

—(risas). Hombre, yo creo que las dos tuvieron buena repercusión. Eso sí, en distintos ámbitos. Pero bueno no tengo problemas con esas fotos porque llevo nadando desde pequeño y he participado en numerosas pruebas. Lo importante es llevarlo con humor.

—Hablando de pruebas, ¿alguna vez le han hecho la zancadilla sabiendo que era el alcalde de Eivissa?

—No, la verdad que no. Siempre ha habido bromas en las salidas pero luego queda en nada porque se trata es de pasarlo bien. Además cuando hago carreras de aguas abiertas en la Península, de cuatro o cinco kilómetros, allí nadie me conoce.

—Usted siempre fue muy deportista. Todo empezó en el biketrial. ¿Quien era su ídolo?

—Principalmente mi padre. Él hizo trial en moto y formó parte de la generación de oro del motociclismo en Eivissa que arrasaba en Mallorca y en la Península. Luego, me gustaba mucho Ot Pi, el mejor corredor de la historia biketrial y al que tuve la suerte de conocer, o Jordi Tarres, antes de pasarse a las motos.

—Gracias a eso viajó por todo el mundo...

—Sí, me iba bien y gané campeonatos. Pero también me sirvió para darme cuenta de lo duro que es para cualquier deportista de Eivissa llegar lejos con todos los handicaps que tenemos en la isla. Por ello que Mateo Sanz, alumno mío por cierto, vaya a los Juegos Olímpicos tiene un mérito enorme.

—Cambiando radicalmente de registro. ¿Qué figura del belén le gusta más?

—(risas). Lo sabía. El caganer.

—Esa no vale.

—Bueno, pues los Reyes Magos. Siempre me han gustado mucho desde que era pequeño.

—Vaya la que se ha armado con el belén de Sant Elm.

—Pues sí. Tanto que algún periodista me ha dedicado un artículo y todo (risas). En serio. En ningún momento dijimos que no se iba a hacer el belén de Sant Elm, pero creo que no supimos comunicarlo correctamente. Al final, todo se ha arreglado.

—Rectificar es de sabios. ¿Irá ahora a misa?.

—(risas). No. No cambiaré mi postura. No soy el único alcalde de España que no va a misa y no pasa nada. Hay que verlo con normalidad y, además, creo que es una actitud que comparten muchos ciudadanos. Hay más problemas urgentes en la ciudad que el de si yo voy o no a misa. Y además, no se olvide que me ampara la Constitución.

—¿Entonces como se lleva con el Obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura?

—Genial. Yo me he reunido varias veces con él, le he dejado clara mi postura y nos respetamos. Además, le hecho saber que es una instutición muy importante para la ciudad y que quiero que nos llevemos lo mejor posible porque lo importante son los ciudadanos.

LA PREGUNTA

-¿Por qué renunció a los 900 euros de la dieta por reunirse con Autoritat Portuària?

-Porque creo que con la que está cayendo, con licenciados universitarios trabajando horas y horas por un salario bajísimo, yo no puedo mirarles a los ojos y decirles que no puedo renunciar a los 900 euros que cobro de dieta por asistir a una reunión de la Autoritat Portuària. Es algo inmoral, pero es una decisión personal. Eso sí, hay mucha demagogia en el tema de los sueldos de los políticos porque por ejemplo un director de banca o de una compañía de teléfonos en Eivissa cobra más que cualquier alcalde. Y muchos directivos y empresarios más que el presidente del Gobierno.

EL TEST

Un Libro: El factor humano (Invictus). Nelson Mandela y el partido que salvo a una nación. De John Carlin

Una película: ‘Lucía y el sexo’ de Julio Medem.

Una serie: La que se avecina

Un disco de un grupo: Santacruz de Supersubmarina

Una persona a la que admira: Francina Armengol

Un color: El verde

Un plato de cocina: ‘Bullit de peix’

Un deporte: Natación sincronizada

Un lugar de la isla donde perderse: Hay tantos. Me quedo con Dalt Vila y el norte de la isla, donde voy mucho a montar en bicicleta de montaña y conozco muy buenos rincones.

Un viaje que nunca olvidará: El que hice cuando se jubiló mi madre. Fue a Japón y ella nos pagó los billetes a mi hermana y a mí.

Un objeto fetiche: Las zapatillas de deporte jajaja

Una manía inconfesable: Soy maniático y además si es inconfesable no la puedo desvelar. Pero bueno, soy bastante escrupuloso y me limpio mucho las manos.

Un defecto: La impuntualidad. Sólo ahora que tengo una magnífica coordinadora de concejalías he podido mejorar este defecto.

Una virtud: Que sé reconocer mis errores.

Un sueño por cumplir: Era ser padre, pero ahora ya lo soy así que de momento ninguno.