Estanques salineros del Parque Natural de ses Salines con la colonia de flamencos que se alimenta en ellos. | DE

El Govern Balear incrementará en 2016 en un millón de euros el presupuesto destinado a los espacios naturales, incluyendo la gestión del Parque Natural de ses Salines d´Eivissa i Formentera. Así al menos lo ha asegurado Caterina Amengual, directora general de Espais Naturals i Biodiversitat de la Conselleria de Medi Ambient.

Asimismo, se asignará una partida de 375.000 euros para llevar a cabo diferentes actuaciones en materia de seguimiento de los hábitats y de las especies en las áreas protegidas. Estas partidas tendrán como objetivo «dignificar la situación en la que se encuentran actualmente algunos de los espacios naturales de Balears y, especialmente, las condiciones laborales del personal técnico, afectado por una gran carga de trabajo», matizó Amengual. Sobrecarga que vienen padeciendo desde hace varios años como consecuencia del despido del 25% de los trabajadores, a través de la rebaja presupuestaria que emprendió el anterior gobierno. Un ajuste de presupuesto que, entre otras cuestiones, provocó en 2012 la salida del naturalista del parque, desestructurar el organigrama técnico y directivo, extinguir la empresa pública Espais de Natura Balear y una drástica reducción de la inversión en materia de conservación hasta contar con un presupuesto anual de unos 19.000 euros para las 3.000 hectáreas terrestres y 13.000 marinas que abarca el Parque Natural de ses Salines d´Eivissa i Formentera.

«Nos encontramos en el peor momento de toda la historia en lo que a gestión de espacios naturales se refiere», afirmó Amengual.
Y es que la situación, si no grave, sí que resulta contradictoria. No se puede olvidar que se está haciendo referencia a un valioso espacio natural con características biológicas, paisajísticas, culturales y patrimoniales muy especiales cuya protección y conservación se pretende garantizar al amparo de la figura de parque natural. Así pues, que un parque natural como ses Salines carezca de naturalista, de un especialista, en definitiva, que se encargue de desarrollar y llevar a cabo las tareas de control, estudio, investigación y seguimiento del entorno o de la fauna y la flora, resulta a todas luces contraproducente para los propios intereses de dicha reserva, al perderse la perspectiva de cómo evoluciona ese territorio protegido y de qué manera se ve afectada su conservación ante determinados factores de cambio.

A este respecto, Caterina Amengual expresó que «para nosostros es prioritario retomar los trabajos de seguimiento y la investigación en las áreas preservadas. Por eso, de cara al próximo año, sentaremos las bases para incrementar el número de biólogos y técnicos especialistas, ya que, cada vez que se ha necesitado realizar algún estudio, como resultado del menosprecio por los espacios naturales evidenciado por el anterior equipo de gobierno, se ha tenido que recurrir a contrataciones externas».