Los niños participaron en la procesión, en el ball pagès y en distintos juegos en la plaza, mientras los más mayores, vestidos de gala, disfrutaron de todo lo que rodea al día grande de una localidad de Eivissa. | DE

Después de que el viernes pasado los niños de los colegios de Santa Gertrudis invadieran de forma pacífica el pueblo para participar en distintas actividades pensadas para ellos, y después de ver lo sucedido ayer en la celebración del día grande de la localidad, ya no queda ninguna duda de que si Peter Pan quisiera establecer en España su País de Nunca Jamás, éste estaría en esta pequeña localidad perteneciente al municipio de Santa Eulària.

No en vano, los grandes protagonistas fueron los niños que poblaron la plaza de la iglesia. Los había por todos lados. Unos vestidos de gala como miembros de la Colla de Santa Gertrudis, otros de paisano disfrutando con todo lo que pasaba a su alrededor, desde el juego de la peonza al ronroneo de un gato que se dejaba acariciar cariñoso, y otros en carrito llevados por su padre, y casi ninguno superaba los once años de edad.

Así, pequeños como Aina, Julia, Irene, Ana, Maria, Xicu, Marc, Miquel, Pau, Tolo o Salva, pusieron con su frescura y su simpatía la nota diferente a lo que son los días patronales en Eivissa; ya saben, misa, procesión, ball pagès, orelletes y vi pagès. Y es que ellos acapararon la mayoría de flashes y disparos de los teléfonos móviles y las cámaras de fotografías y los mayores aplausos, primero participando en la procesión que abrían precisamente, Xicu y Marc, y después demostrando ante el numeroso público congregado en la plaza del pueblo que el ball pagès se les da realmente bien.

Precisamente la demostración de baile tradicional a cargo de la colla de Santa Gertrudis, creada en 1983, volvió a ser el cierre de la jornada. Un cierre que se produjo entre reparto de orelletes, vi pagès, refrescos y moscatel y con la participación como balladors, una vez más en los últimos meses, del alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, y a su segunda teniente de alcalde, Ana María Costa.

Misa y procesión

Antes, desde las doce hubo misa tradicional. En esta ocasión no fue oficiada por el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, y sí por, entre otros, el cura de Santa Eulària, Vicente Ribas, y fue seguida por cientos de fieles, casi todos mayores del pueblo vestidos con sus mejores galas. Mientras, los menos devotos, más jóvenes y vestidos de forma más informal, decidieron seguir la primera hora de celebración sentados tranquilamente mientras disfrutaban del buen tiempo en las abarrotadas terrazas de la plaza.

Eso sí, al repicar de las campanas mayores, jóvenes y niños, contemplaron juntos la salida de las seis imágenes que participaron en la procesión, la última la de la patrona, llevada por cuatro mujeres de Sa Colla de Santa Gertrudis. Y tras la breve marcha hicieron lo propio con el ball pagès mientras degustaban con ganas los productos y la bebida típica de Eivissa antes de ir para casa.

Finalmente, el día grande continuó por la tarde con una fiesta a cargo de Cachirulo y el Mago Albert y una torrada de sobrasada, y por la noche, con las actuaciones de Morning Drivers y el humorista mallorquín Agustín El Casta.