Que Jesús Rumbo es a sus 45 años una de las personas más conocidas y queridas de Eivissa se nota viendo como, mientras camina relajado por la calle de las farmacias de Eivissa, saluda y regala sonrisas a cuantos traunseúntes y trabajadores se cruzan en su camino.

Vestido con una divertida camiseta roja donde se lee CCPP (Caca, culo, pedo, pis), pantalón vaquero y zapatillas rojas, nuestro aspirante a Sardina Negra llega sumamente puntual a su cita. Nos ha citado en el Mercat Vell de Vila porque el barrio de la Marina es su terriorio, tanto que incluso, bautizó a una de sus hijas con el nombre de Marina. Asegura con una sonrisa de pillo que conoce cada uno de sus rincones porque sus abuelos regentaron una de las panaderías más conocidas de la zona, en la calle Sa Xeringa, y porque él se crió con ellos en su casa junto al puerto de Eivissa "siendo un niño responsable y estudioso". Eso sí, lamenta con cierta nostalgia y con aire serio, haber sido testigo en primera persona de cómo su barrio ha pasado del odo a la nada "por el egoísmo, la especulación y la incompetencia de las autoridades".

Y es que Rumbo cuando quiere también sabe ponerse serio y a lo largo de la entrevista lo demuestra con pensamientos y respuestas que para sí quisieran más de un profesor o un dirigente político. Sin embargo, rápidamente cambia el rictus, vuelve a su permanente sonrisa y buen humor, y nos demuestra porque este exestudiante de electrónica en el Isidor Macabich, exjugador de fútbol americano con el equipo Los corsarios que él mismo fundó, exmúsico de su banda La señal y extrabajador durante cinco años de un sex shop "cuando estos establecimientos no se llamaban jugueterías eróticas", fue capaz de marcar un antes y un después en la Televisió d'Eivissa i Formentera con su programa de televisión Kafe Kaleta.

Tras presentarse en las últimas elecciones municipales y locales al Parlament balear con la formación Mas Eivissa-Corsaris Democràtics hoy, cinco años después del último episodio del mítico programa, mucha gente le sigue recordando. Incluso, todavía hay quien sale corriendo pensando que les va a preguntar algo con su micrófono. Sin embargo, Jesús Rumbo, es sólo una persona con "los pies en el suelo" cuyo secreto "es no tomarse a si mismo en serio más de lo necesario".

-¿En qué momento perdió el rumbo y se convirtió en Rumbo?
-Pues fue una serie de casualidades. Aunque no se lo crea yo jugaba al fútbol americano hasta que me rompí la rodilla y tuve que parar. Entonces entré a trabajar en un sexshop y aquello en invierno imagínate como era. Venía mucha gente a verme, cantábamos, e incluso de ahí salió un grupo de rock que se llamó La señal y que tuvo bastante éxito. Pero mi salto a la fama comenzó gracias a mi gran amigo, el periodista Josep Angel Costa Soldat quien me ofreció colaborar en su programa Es Calaix de TEF. Y de ahí a Kafe Kaleta, todo fue rodado.

-Muchos ibicencos piensan que usted nació con un micrófono en la mano. ¿Cómo era Rumbo de pequeño?
-(risas). Se piensan que era travieso y revoltoso pero no. Era muy estudioso, buen chico y n¡o me metía en problemas. Eso sí, siempre tuve la vocación de hacer reír a la gente como otros la tienen de militar o de cura. Siempre fui un poco payasete.

¿Cómo hace para no tener sentido del ridículo?
-Simplemente ser uno mismo. El problema es que en la sociedad actual nos tomamos todo demasiado en serio. Hay mucho postureo y nos miramos siempre en el espejo pensando más en el que dirán que en ser nosotros mismos. Tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos sin complejos.

-Entonces, ¿cuándo fue la última vez que fue tímido?
-(risas) Es casi secreto de sumario... Tal vez fue con la última mujer con la que tuve relaciones y que me gustab mucho. Con ella fui tímido y más sutil de lo normal. Será que el amor nos cambia (risas).

-¿El amor? ¿Ligaba mucho con Kafé Kaleta? ¿Cuántas veces le tocaron la alcachofa en el tiempo que duró el programa?
-(risas). Pues no muchas. No me sirvió para nada como ha quedado demostrado. Ninguna rica se enamoró de mi ni me retiró. Así que todos los que crean que por ser periodista o tener un micrófono en la mano se liga más que se olviden. Hay otras opciones más rápidas y fiables.

-Lo que si es cierto es que Kafé Kaleta marcó un antes y un después. Revolucionó la TEF. ¿Qué recuerda de aquellos años?
-Lo de que marcó un antes y un después lo tienen que decir otros, no yo aunque creo que sigue teniendo el récord de audiencia de la cadena. Fueron años preciosos que nunca olvidaré.

-¿Cual era el secreto del programa?
-Ser nosotros mismos. No teníamos ningún guión, acudíamos, preguntábamos y luego no editábamos nada. Salía como éramos nosotros ni más ni menos. Sin filtros. Pero también hay que reconocer la aportación que hicieron al principio algunos colaboradores que desgraciadamente dejaron el programa por unos u otros motivos.

-Pero a usted la gente le sigue parando por la calle...
-Sí. Es increíble. Hace cinco años que terminó y la gente me sigue recordando como el de Kafé Kaleta y por algunos de los episodios. Eso es impresionante.

-¿Siente nostalgia? ¿No tiene ganas de retomarlo de nuevo?
-Por supuesto. Yo no estoy en la televisión por un tema económico. acer el programa era más caro y laborioso de lo que muchos creen porque había que grabarlo, montarlo y sobre todo, hacerlo en horarios que no nos permitían tener otros trabajos. Pero vamos, con un sueldo fijo volvería ahora mismo a coger el micrófono.

-También es actor ¿Es cierto que tras su papel en El Tercer ojo de Héctor Escandell rechazó ofertas de Hollywood?
-(risas). Por supuesto, tras aquello mi teléfono ardía con llamadas de los mejores directores. Pero yo soy fiel a Eivissa y a mi gente y dije que no. Lo más cerca que estuve de Hollywood fue cuando estuve a punto de hacer el doblaje de Nicole Kidman en las escenas de peligro de Los otros.

-¿Y para cuando una segunda parte de El tercer ojo?
-Eso habría que preguntárselo a Héctor. Yo llevo tiempo insistiéndole en que tendríamos que echar una nueva miradita al tercer ojo pero de momento sin suerte.

-Siempre ha dicho que le gusta mucho actuar. ¿Se ve como actor en un futuro?
-Me encantaría y por eso aprovecho esta entrevista para hacer saber a todos los directores d¡e Hollywood y España que estoy disponible.

-¿En qué papel? ¿Le gustaría cambiar de registro y hacer un papel serio como ha hecho Vince Vaughn recientemente en True Detective?
-Claro que sí. Siempre estoy abierto a nuevos retos. De hecho ya hice un pepel serio en otro corto que se titula La educación rota.

-¿Hay alguna actriz con la que le encantaría trabajar? Por la que lo dejara todo...
-Se que se van a reir, pero Ava Gardner, Katherine Hepburn o Meryl Streep.

-¿Y con alguna actual? ¿Con cual le gustaría una escena de cama?
-(risas). Pues con ninguna. Son casi todas demasiado delgadas. No quedaríamos bien.

-¿Entonces cómo es el prototipo de mujer de Rumbo?
-Con algunas curvas. El día que lasmujeres aprendan a no obsesionarse por el peso serán más felices. Tienen que disfrutar de la vida y no comerse la cabeza por algún kilo de más. Es una tiranía absurda. La curva es bella y si no mírame a mí.

-Escuchándole, entiendo que no le veremos por los gimnasios...
-(risas). Tiene que haber sitio para todo pero no ha de ser una obsesión estar en forma. Soy feliz como soy y no siento la necesidad que tienen amigos míos que cuando han pasado la barrera de los cuarenta años les ha dado por correr como si se preparasen para huir de algo.

-¿Rumbo orgullo y ejemplo de los fofisanos?
-(risas). Tal vez. Me sobran algunos kilos pero soy feliz. Eso sí, no soporto los que no son capaces de pronunciar la palabra gordo por vergüenza o por que piensan que ofenden. Prefiero eso a que digan que soy de huesos anchos, que soy fuerte, que soy recio o que... En fin que yo soy feliz con mi cervecita y mi tapita con los amigos.

-Viéndole y oyéndole me recuerda incluso físicamente a un monologuista gaditano que se llama Toni Rodríguez. ¿Ha pensado en hacer monólogos?
-Alguna vez los he hecho pero les tengo mucho respeto porque incluso el humor hay que tomárselo en serio. No es cuestión de salir y hacer payasadas, hay que currárselo, hacer un buen texto y luego interpretar bien. Hay mucho más trabajo del que la gente se piensa.

-¿Y la política? ¿También hay que tomársela en serio?
-Por supuesto. Más que nunca.

-¿Es cierto que ya desde pequeño quiso ser alcalde o presidente del Consell? No es un poco friki eso...
-(risas). Pues sí. Quería serlo porque era la única manera de poder cambiar las cosas.

-Pero no le fue muy bien...
-Depende de como se mire. Conseguí más de mil votos y eso en un partido como el nuestro sin apenas recorrido está muy bien.

-¿El problema fue que no se dejó coleta o que no posó desnudo como Rivera?
-(risas). Tenga en cuenta que si salgo en pelotas enseñando la coleta directamente me echan de la isla.

-Siempre le queda su foto de WhatsApp. ¿No siente tentación de haberla usado en campaña?
-(risas). No porque no me las habían hecho. Fueron de este verano cuando me contrataron los miércoles para trabajar en Space. Fue súper divertido porque hice papeles que iban conmigo, el de gordo en la bañera y el de cincuenta sombras de Rumbo.

-Y la última. ¿Dónde se compra las camisetas?
-Depende. Siemre intento que sean divertidas. Esta de CCPP la tengo mucho cariño. Eso sí, intento que sean rojas porque como buen Aries es mi color preferido. Y bueno, si me quieren regalar estoy abierto a donaciones.


LA PREGUNTA

-¿Cómo ve España?
-No muy bien la verdad. Un país donde el programa más visto es Sálvame de Luxe y en el que la mayoría de los niños presumen de no haber leido nunca un libro en papel dice mucho de él. A veces pienso que España se llama España porque Mongolia ya estaba pillado.

EL TEST

Un libro
Las obras completas de Sherlock Holmes.
Una película
Blade Runner.
Una serie
Mazinger Z, Expediente X y Friends.
Un cantante o un grupo
U2 y La Señal con su disco Hijos de Bes.
Una persona a la que admira
Nunca fui de ídolos pero me quedo con Leonardo da Vinci.
Un color
El rojo.
Un plato de cocina
Los pimientos rellenos que hace mi madre.
Un deporte
El fútbol americano.
Un lugar de la isla donde perderse
Las puertas del cielo.
Un viaje que nunca olvidará
Los que hacíamos con el equipo de fútbol americano.
Un objeto fetiche
Un billete de cien pesetas que me regaló mi madre cuando me saqué el carnet de conducir. Lo tengo impecable.
Una manía
Soy muy maniático.
Un defecto
Impaciencia e inconstancia.
Una virtud
El positivismo.
Un sueño por cumplir
Poder besar en París a la mujer de la que estoy enamorado.