El féretro de Celestino a las puertas de la iglesia de la Santa Cruz de Vila. | Toni Escobar

Un centenar de personas, entre familiares, amigos y vecinos, despidieron ayer en la iglesia de la Santa Cruz de Vila a Celestino Sánchez Hernández, fallecido el pasado martes a los 88 años de edad.
Celestino era una persona muy popular entre sus vecinos hasta el punto que era conocido como el «alcalde» de ses Figueres y Talamanca, dado que, durante todos los años en los que estuvo jubilado, siempre reclamó al Ayuntamiento de Vila mejoras en su barrio.

Desde el Consistorio mostraron ayer sus condolencias por el fallecimiento de Celestino Sánchez, un vecino que, según destacaron, «era una persona que, de manera desinteresada, se encargaba de arreglar los jardines de ses Figueres, sembraba árboles y hacía pequeñas actuaciones en el parque».

Durante la etapa como alcaldesa de la socialista Lurdes Costa, el Consistorio se puso en contacto con él y decidió instalar una placa y poner su nombre al parque que cuidaba como muestra de agradecimiento a su trabajo que finalmente fue inaugurado por la exalcaldesa popular Marienna Sánchez-Jáuregui en el año 2013.

El anuncio de su muerte lo realizó el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, a través de Facebook. En su página personal, Ruiz calificó a Celestino de ses Figueres como «un ciudadano ejemplar» y destacó su trabajo en el parque, «que cuidó durante años de manera desinteresada». Según explicó la nieta de Celestino, Estela Sánchez, su abuelo «siempre llamaba al Ayuntamiento para dar guerra» y pedía reunirse con los diferentes alcaldes para solucionar las carencias que detectaba en el barrio de ses Figueres. De hecho, según contó Estela, cuidaba todos los días el jardín del parque y regaba las plantas. Celestino Sánchez cenó con Rafa Ruiz y la exalcaldesa Lurdes Costa hace pocas semanas, el día antes de ingresar en el hospital.

El propio alcalde, junto a la concejal de Medi Ambient, Montse García, acudió ayer al funeral para darle el último ‘adiós’ a Celestino en nombre del consistorio. Entre las coronas de flores que había junto al coche fúnebre, destacaban la que le mandó el Ayuntamiento de Vila y la Asociación de Vecinos de Talamanca.
La gente que le conoció destaca de él su «vitalidad» y le recuerdan como una persona «entregada» a su barrio.