«Tengo buenos compañeros y una buena jefa», dice Isaac. Ayuda a Florin a llevar la comida a los comedores escolares. Entra a las once de la mañana y a los dos de la tarde ya está de vuelta. Así durante todo el curso escolar. Siempre sonríe, cumple con su horario, es muy trabajador y, para nada, es conflictivo. Tiene, en definitiva, todos los requisitos para ser el trabajador perfecto. La única diferencia con el resto de sus compañeros de la empresa de catering en la que trabaja es su discapacidad intelectual. «Siempre me había apetecido dar trabajo a personas que tienen ciertos problemas y me surgió un perfil bueno para una persona con una discapacidad moderada», explica Pilar Escandell, una de las propietarias del catering en el que trabaja Isaac desde septiembre. Isaac tiene 39 años y una discapacidad intelectual del 71%, está diagnosticado con el síndrome X frágil. Fue uno de los primeros usuarios del Servicio de Asesoramiento de Inserción Laboral de Personas con Discapacidad (SAIL-PD) cuando se creó en 2001. «Procedía del centro ocupacional de Cas Serres y realmente fueron personas como Isaac las que motivaron la puesta en marcha de un servicio de inserción laboral al valorarse que personas con discapacidad intelectual podían acceder al mercado laboral si se ponían a su alcance los apoyos necesarios», explica Carlos Lara, del SAIL- PD.

La inserción laboral de las personas con discapacidad no resulta nada fácil. «En los datos del paro, el colectivo más alto de desempleo son las personas con discapacidad y aumenta más en salud mental», dice Antonella Greco, coordinadora de Asociación Pitiüsa de Familiares de Enfermo Mental (Apfem), que destaca el problema para reinsertar este colectivo. De hecho, Apfem ha puesto en marcha su propio centro especial de empleo, cuya peculiaridad es que el 70% de los trabajos han de ser para personas con discapacidad y el 30% restante para los monitores oficiales. «Ya hemos hecho el primer trabajo con el Ayuntamiento de Eivissa realizando tareas de limpieza en varios locales», dice de este encargo con el que Pau, un usuario de Apfem, ha vuelto a trabajar después de 15 años. Otros dos consistorios también se han interesado. «Queremos que las empresas privadas sigan la iniciativa de los ayuntamientos y se impliquen a nivel social», comenta Greco.

Por el grupo Playa Sol, con una plantilla en temporada de un millar de personas, ha pasado más de una decena de personas con discapacidad, algunos de ellos con puestos de responsabilidad y, además, tienen contratado el centro especial de empleo de la lavandería industrial de la residencia de Sant Antoni. Las últimas contrataciones las hicieron a través del SAIL-PD. «Están capacitados para trabajar y algunos están bicapacitados, porque les ponen más ganas que otros que vienen para hacer algo temporal», dice Vicente Marín, director de Recursos Humanos. «Funcionan al cien por cien. Hay jefes de departamento con una discapacidad, con personal a su cargo. En atención al cliente también hemos tenido gente con discapacidad intelectual y ha sido una sensación muy positiva». No obstante, apunta que «hay casos que no aguantan el ritmo pero los hemos tenido en discapacitados o en chavales con si primer trabajo que no aguantan esa responsabilidad».

A Pilar Escandell le está resultando muy positivo. «Es muy gratificante. Es una persona muy alegre, con muchas ganas de trabajar y se ha integrado con el equipo», dice. De hecho, ya ha hablado con el SAIL-PD «para ofrecer prácticas a partir de enero a toda la gente que podamos». Admiten que, a nivel de empresa, «requiere un es fuerzo extra, pero a nivel personal estoy encantada; él está contento, nosotros también y por eso es la motivación de contratar a más gente». Aún queda un camino largo pero se están dando los primeros pasos.

EL DETALLE

Menos empleos para personas con discapacidad intelectual

El SAIL-PD del Consell d’Eivissa tiene como objetivos facilitar la incorporación al mercado laboral de las personas con discapacidad, favoreciendo la mejora profesional y aumentando los niveles de autonomía personal y social de los usuarios. Está dirigido a personas con discapacidad intelectual, física o sensorial con un porcentaje igual o superior a un 33%. Desde el SAIL-PD se muestran satisfechos de los resultados obtenidos aunque reconocen que la mayoría de las contrataciones “son a tiempo parcial y con salarios muy reducidos; hemos de seguir trabajando para conseguir el mayor número de contratos a jornada completa”. De hecho, este año han reducido los contratos de personas con discapacidad intelectual y no se han renovado las contrataciones de años anteriores. El SAIL-PD cuenta este año, hasta el 30 de septiembre, con 96 usuarios de los que 30 están en formación y 32 tienen un contrato. En los últimos años ha ido en aumento los usuarios con problemas económicos.