El neuropsicólogo Álvaro Bilbao diserta hoy sobre los efectos de las nuevas tecnologías. Foto: IHORTAL.ES

Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, padre de tres hijos y autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres, ofrece hoy la conferencia Las nuevas tecnologías en el cerebro en desarrollo de nuestros hijos en el Palau de Congressos a partir de las 19,30 horas en el ciclo L’aventura d’educar en família, que organiza el Ayuntamiento de Santa Eulària.

—¿Deben empezar a preocuparse los padres por el uso de las nuevas tecnologías en los niños?
—Es un tema que se ha estudiado muy poco, porque la posibilidad de tener una tablet o algo que podemos manejar con el dedo es algo reciente y a la ciencia no le ha dado tiempo a investigarlo en profundidad, pero los datos que tenemos es que utilizar estos dispositivos de manera indiscriminada o a edades tempranas puede interferir en el desarrollo natural del niño.

—¿A qué edad el niño debe empezar a utilizar este tipo de dispositivos?
—Hay todo tipo de teorías. La sociedad americana de pediatría dice que no deberían estar delante de pantallas, ordenador, televisor o teléfono, antes de los tres años. Creo que se puede empezar a dejar que los niños vean estas cosas a partir de los tres años pero controlando mucho, cosas esporádicas como una foto que ha hecho con sus padres y siempre de la mano de ellos. Creo que a partir de los seis años se puede hacer la introducción poco a poco al mundo digital. Hay otros autores que dicen que es bueno empezar a los tres años pero marcando las normas, yo prefiero más tarde.

—¿Pero hoy en día, desde muy pequeños manejan con mucha facilidad los aparatos?
—Con año y medio están en una sillita del coche en la puerta de la panadería con la abuela que le deja ver Peppa Pig mientras esperan a la madre está en el local. Tengo tres hijos, de seis, tres y dos años, juegan con lo que tiene a su alrededor en casa pero no les enchufamos a la tecnología para que les entretenga porque pensamos que no es beneficioso.

—¿Por qué no es beneficioso?
—Hay muchos estudios que asocian más tiempo frente a la pantalla con mayor tendencia a desarrollar la obesidad, déficit de atención, depresión infantil y a trastornos de comportamiento. En edades más avanzadas, más tiempo en tecnología supone más posibilidades de fracaso escolar. Lo que no tenemos bien explicado es que si los niños cuyos padres que no son más pedagógicos les enchufan más a las pantallas o resulta que tienen un efecto de por sí. En las conferencias expongo en qué área del cerebro pueden interferir estas tecnologías en función de la edad. A los niños que están jugando todo el día con los videojuegos, acostumbrados a estímulos muy intensos que le dan recompensas constantemente, les parece muy aburrida una pizarra, un libro muy lento y la profesora, tremendamente desmotivamente.

—¿En qué áreas puede afectar al cerebro?
—Hay dos zonas del cerebro ligadas a un menor desarrollo en los niños que pasan más tiempo delante de las pantallas. Una es la corteza frontal, la parte que nos permite tener autocontrol, y otra zona es el núcleo estriado, una región del cerebro que lo que hace es fijar o determinar cuales son nuestros gustos y nuestros intereses, lo que nos motivan. Si esa zona está acostumbrada a estímulos muy intensos que cambian muy rápido, te dan recompensas o refuerzos como imágenes o sonidos, tiende a tener una predilección por ese tipo de estímulos y, lo peligroso, desestimar otros más lentos como la pizarra, profesora o libro.

—¿Qué aconseja a los padres?
—Es importante que las nuevas tecnologías lleguen a los niños más bien tarde y los primeros seis años de vida jueguen al aire libre y experimenten con objetos. Aprenden más rápido a contar jugando con manzanas de verdad que no en una tablet. Los expertos aconsejan que se trabaje con material manipulativo. Una vez que se introduzca que haya unas normas claras y tiempo bien marcados, que los padres tengan el control. Es muy importante que el tiempo sin juegos supere el tiempo on line.

—¿Son demasiados permisivos los padres?
—Esto es como un péndulo. En los años 60 los padres tenían la idea de que no había que dar afecto a los niños, ser muy estrictos porque había que forjarles el carácter. Ahora nos hemos dado cuenta, afortunadamente, de que el afecto es muy importante. Hoy nos hemos ido al otro extremo. Los niños han de recibir todo el efecto, pero con límites. Es lo que llamamos disciplina positiva.

—¿Qué se pierden los niños por el uso de las tecnologías?
—Es un rato que perdemos para aburrirnos y aburrirse es fundamental para desarrollar la creatividad y resolver problemas. Einstein decía que la lógica nos puede llevar del punto A al B pero la creatividad puede llevarte a cualquier sitio. Los niños que pasan más tiempo delante de las tecnologías tendrán menos capacidad de inventiva y pierden la oportunidad de soportar la frustración, la habilidad cognitiva más importante para determinar, por ejemplo, la nota de selectividad. El niño que es capaz de tolerar más la frustración pasa mas horas delante del libro o esta concentrado más tiempo. Son las cosas normales de la vida las que hacen que el cerebro desarrolle su talento y su capacidad. El cerebro humano es quinientas veces mil más complejo que una tablet de última generación y conversar con una persona a día de hoy es una de las funciones más complejas que puede hacer el ser humano.