Si hablamos de princesas y brujas, parece que nos refiriéramos a un cuento, claro que si a éstas les añadimos payasos, esqueletos, hippies… ya ampliamos el rango para abarcar el amplio abanico de posibles disfraces para carnavales. Estos atuendos, y otros muchos, se pudieron ver en el CEIP de Santa Gertrudis el sábado 6 de febrero. "Este es el primer año que celebramos con tanta infraestructura porque, por primera vez, tenemos dos clases de 6º. Y el objetivo es recaudar dinero para el viaje de fin de curso de los mayores que dejan el cole este año", explicaba Neus, profesora y madre.

Desde las 17:00 de la tarde desplegaron mesas, colocaron viandas y desfilaron, tanto adultos como niños, caracterizados de personajes de ficción, donde lideraron los de Star Wars –homenajeando su reciente estreno–, hasta otros más clásicos, pasando por los tradicionales y los más originales. Entre éstos últimos destacó el de Aina, ataviada con varios globos morados cual racimo de uvas, quien reconocía la dificultad de moverse con él, «me cuesta correr con este disfraz». Otros trajes que tampoco pasaron desapercibidos fueron el de la pequeña Martina, de apenas 3 años, que iba vestida de vaquera acompañada de un caballo elaborado con globos y colocado al ‘estilo flotador’. "El año pasado ya la vestimos de vaquera, porque le hice el gorro con goma espuma y este año repite", comentaba su mamá, quien trataba de ponerle un abrigo pero la niña se resistía para seguir luciendo su disfraz. La más pequeña de la fiesta fue un bebé, que aún no había cumplido un año, vestida de abeja, haciendo juego con su madre que iba de mariquita.

Estos fueron sólo algunos de los remarcables disfraces que lucieron más tarde en un desfile en el que había tres categorías –adultos, profesores y niños– y cuya temática era libre. «Los alumnos de 6º serán los que elijan cuales son los dos mejores disfraces de cada grupo, pero ante todo se valorará la originalidad y los materiales con los que estén hechos», comentaba Neus. Entre los premios que se repartieron había un viaje a Formentera y una cena en Samsara, para los adultos, una tablet de 7’ y un regalo de La Sirena, para los niños, y un premio especial para los maestros.

La fiesta se prolongó hasta las 21:00 de la noche, pero no sólo triunfaron los disfraces, sino también los juegos organizados y el picoteo a buen precio que habían llevado los propios padres. «Siempre nos organizamos y hacemos inventario para que haya dulce y salado», explicaba Neus. Tortillas, sándwiches, embutido, empanadillas, empanada… y, por supuesto, los buñuelos. «Me han convencido para hacerlos aquí», comentaba Nieves, otra mamá atareada mientras freía los más de 500 dulces que salieron, "he traído la masa medio preparada y aquí la hemos terminado. Ahora sólo falta que enfríen y echarles el azúcar, el único secreto es hacerlos con cariño", concluyó.