Importar productos básicos hasta Eivissa como la fruta puede suponer un aumento del 40% del precio final respecto a otros lugares del país. En el caso de materiales de obra como la grava pueden llegar a quintuplicar su precio solo por el hecho de haberse embarcado desde la Península con destinación a Eivissa.

Es por ello que la insularidad supone un problema para algunos empresarios, lo que finalmente acaba afectando a los propios consumidores. Los productos básicos incrementan su precio solo por tener que ser transportados a Eivissa, un hecho que, por ejemplo, en Mallorca no sufren, ya que allí los camiones pueden volver llenos y sacar más rentabilidad al viaje.

Aumenta costes

El dueño de Frutas la Palentina y también presidente de la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa y Formentera (Pimeef), Alfonso Rojo, asegura que a su empresa le cuesta transportar un palé de fruta desde Dénia, Valencia o Barcelona entre 90 y 100 euros, «lo que supone un promedio de unos 20 céntimos por kilo del coste que tiene solamente el barco, sin contar con el transporte normal del camión». Según Rojo, en la Península las compañías de transporte están trabajando con unos precios solo para cubrir gastos «por la fuerte competencia». «Nosotros en la isla no nos podemos aprovechar de esta competencia porque los vehículos que vienen luego no pueden volver con reporte de carga, sino que tienen que volver vacíos, por lo que estamos pagando prácticamente doble de transporte por uno. Es nuestro verdadero problema», lamenta Rojo.

Al hecho de que los barcos de Eivissa no puedan volver a su lugar de origen con la bodega llena hay que sumar otro factor, que es el coste del transporte marítimo, ya que traer un camión desde la Península puede llegar a costar más de mil euros.

Por tanto, si un trailer de grava tiene un coste de producción de poco más de 200 euros, el coste de que llegue a Eivissa supone multiplicar por más de cinco su coste. Por ese motivo, algunas casas de suministro de material buscan alternativas para poder seguir siendo competitivas. Es el caso del Centro Ibicenco Cerámico, que aprovechando el gran espacio del que disponen pueden tener muchas cosas en stock y abaratar los viajes, según explica su jefa de ventas, Irene Segura. Una medida que, no obstante, no pueden aplicar los pequeños comercios.

Tanto desde la Pimeef como los empresarios exigen que, así como se subvenciona el transporte de pasajeros, también se haga con el de mercancías para poder ser más competitivos.