Puig de Missa engalanaba sus calles de puestos y productos tradicionales ibicencos, este fin de semana, con motivo de las fiestas de Santa Eulària. Una cita casi obligatoria tanto para ciudadanos como para personalidades públicas, pues desde hace más de diez años la parte alta de esta colina es la protagonista de los festejos gracias a esta Feria Artesanal.

«Tratamos de recoger en este entorno nuestras raíces, artesanía, cultura, patrimonio y tradición, para organizar una jornada enmarcada dentro de las fiestas de nuestro municipio para que sea un punto de encuentro entre la ciudadanía y los artesanos», explicaba el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí.

Una feria que obtiene año tras año muy buena respuesta por parte de los habitantes que se animan a subir y pasear por Puig de Missa para disfrutar de la comida y el buen ambiente. No falta nunca el sabor payés de los bunyols, que son uno de los preferidos y que familias como la de María siempre compran cuando vienen: «son una tradición y además están buenísimos”. En este caso, estaba en el puesto del coro de la parroquia, quienes todos los años montan su puesto de dulces que fríen en directo, «con la suerte de que siempre los vendemos todos, tienen mucho éxito», comentaba Mari Carmen, una de sus miembros.

La música tampoco falta nunca en esta fiesta pues los tambores de Els Mals Espirits, disfrazados de demonios, sin olvidar, por supuesto, aquellos que pusieron banda sonora al baile popular acompañados por la colla de Es Broll, que en esta ocasión vistieron con ropa de calle. «No es como la fiesta de mayo que es más de gala, ahora se hace una ballada popular que no está dirigida ni organizada, sino que el pueblo puede bailar aunque no pertenezcan a la colla», explicaba Mariano Juan Colomar, concejal de Urbanismo.

Todos los colectivos se volcaron para crear un ambiente en el que la variedad primara por encima de todo, por eso, volvieron a verse exposiciones de motos antiguas, que tienen un gran arraigo en el municipio, además de animales autóctonos de Eivissa con especies como podencos ibicencos, cabras pitiusas y ovejas ibicencas, entre otras. Se vieron puestos con ropa tradicional, cestos de mimbre y las castanyoles de ball pagès con diseños únicos hechos por un amante de la madera, Agutí Ribas. «Una feria que cada año atrae más familias y turistas, ayudando a desestacionalizar la temporada y dándole fuerza a la marca de Santa Eulària como turismo familiar y de calidad», concluyó Mariano Juan.