El equipo de gobierno de PSOE y Guanyem rechazó ayer la propuesta del PP para acordar que la Banda Municipal de Música participe en la procesión de Viernes Santo, así como en otros actos de carácter religioso o turístico.

Según explicó el concejal popular Álex Minchiotti llevaron esta propuesta a pleno porque las cofradías habían pedido «como cada año» la banda, pero no habían obtenido respuesta del Consistorio. «El silencio es debido a que la deniegan», lamentó Minchiotti que calificó de «vergonzosa» la decisión del equipo de gobierno porque «siempre se había cedido para que las cofradías puedan hacer su desfile de Semana Santa». «Es muy triste y creo que es parte de la ideología de este gobierno, que lo que hace es poner trabas, discriminar y lanzar ataques gratuitos a un determinado colectivo de ciudadanos», señaló el edil, que acusó al alcalde Rafa Ruiz de «romper con una tradición» y convertirse en «el Poncio Pilatos de la Semana Santa».

Por su parte, el concejal de Cultura, Pep Tur, justificó esta decisión porque el Patronato de Música establece que la banda ofrece 15 conciertos para el Ayuntamiento durante el año y para este día es «difícil» conformar una agrupación completa porque coincide con las vacaciones de sus miembros. Además, anunció que a cambio se realizarán dos conciertos matinales en el municipio y recordó que la Semana Santa «no se queda sin música», ya que se mantiene el concierto en la iglesia Santo Domingo, el 19 de marzo.

Pep Tur también explicó que la banda antes también hacía la procesión del Corpus y participaba en la cabalgata de Reyes y «poco a poco se ha ido eliminando». «Los músicos también criticaban su participación en la procesión porque no estaban habituados a estos recorridos ni a tocar con ese ritmo y funcionamiento», remarcó el edil, que explicó que han propuesto a las cofradías formar su propia agrupación musical.

Rafa Ruiz, de grinch a Poncio Pilatos

Ya lo resumió así de bien la promotora del Movimiento Pro Radioterapia y asistente habitual a los plenos, Carmen Tur: la sesión había empezado con muchos acuerdos pero así como se iba nublando el día, al final acabó con un poco de tormenta.

Y es que las primeras propuestas de gobierno y las mociones se aprobaron con la concordia y entendimiento de todos. El primer flechazo llegó con la propuesta del PP sobre los amarres del puerto, aunque Antoni Villalonga alertó al equipo de gobierno de mantener una «relación de amor» con la APB que le estaba «cegando», ya que no se habían dado cuenta «de lo fea que es la pretendiente». Un comentario que Alfonso Molina consideró «sexista» y aprovechó para recordar que las prefiere «inteligentes», aunque de momento es «el novio que nos ha tocado». Villalonga, poco convencido, advirtió de nuevo que «su novio portuario viene a buscar dinero a Eivissa y tiene una novia en cada puerto».

Aparte de las diferencias amorosas, el ambiente de «paz y amor» fue aprovechado por Álex Minchiotti que en la siguiente moción convenció al equipo de gobierno para sacar adelante su propuesta de realizar un plan de activación económica para la ciudad. Su satisfacción la plasmó con aplausos y una sonrisa de oreja a oreja. No obstante, algún nubarrón debió asomar por las ventanas de Can Botino cuando se llegó a la moción popular que reclamaba que la Banda Municipal participara en la procesión de Viernes Santo. La religión abrió una nueva polémica en Vila y el semblante de Minchiotti pasó de la amabilidad a la indignación absoluta. El concejal calificó de «vergonzosa» la decisión del equipo de gobierno y cargó contra el alcalde Rafa Ruiz, que tras llamarlo en diciembre el grinch de la Navidad lo rebautizó como el Poncio Pilatos de la Semana Santa.

El IMS y el Cetis acabaron de romper el idilio y el «amor» de primera hora de la mañana pasó a la «obsesión» de Villalonga por el Cetis. «Puedes obsesionarte con lo que quieras, pero no vas a hacer que todo el mundo baile con la música que tocas», remató Molina.