Los vendedores de Sant Antoni proponen montar el mercadillo en el puerto | David Setbetes

Descartar la ubicación de s’Era de’n Manyà y permitir que el mercadillo hippy de Sant Antoni se instale en el puerto en la zona donde atracan los barcos golondrina que hacen excursiones a las calas. Con este propósito acudió ayer un grupo de artesanos al Ayuntamiento de Sant Antoni donde fueron recibidos por el primer teniente de alcalde, Pablo Valdés, y la concejala de Comercio, Cristina Ribas, con los que trataron el cambio de ubicación del mercadillo anunciado tras la aprobación de la nueva ordenanza municipal que regula la venta ambulante.

Joaquín Mendoza, portavoz de los artesanos, considera que si el ayuntamiento les permite ubicarse en el puerto, los puestos «no tendrían tanto impacto visual» que en el Passeig de ses Fonts, dado que la parte trasera de los tenderetes «estaría de espaldas al mar y no se vería al entrar al pueblo». «Además, aquí hay espacio para montar los puestos y que la gente pasee», añadió.

Según Mendoza, desde el equipo de gobierno les sugirieron la posibilidad de montar el mercadillo en ses Variades a la altura del Caló des Moro, una ubicación que los hippies consideran que «está muy alejada».

Los artesanos acusaron a los comerciantes de Sant Antoni de tener «estrechez de miras» cuando aseguran que el mercadillo hippy provoca el descenso de las ventas del comercio tradicional. «Apenas coincidimos en horario comercial.

Nosotros abrimos de noche cuando el resto de comercios cierran», explicó el representante de los hippies.

En su opinión, el descenso de las ventas afecta a todo el comercio en general del pueblo y se debe al perfil de turista que visita Sant Antoni, quien, según Mendoza, «solo consume alcohol, drogas y puestas de sol».

El colectivo de artesanos considera que el cambio de ubicación supone «quitar uno de los pocos alicientes que tenía el pueblo». «El mercadillo atrae gente que después pasea por el pueblo. Si solo ven gente borracha y party boats no van a querer venir», argumentó el representante hippy.

Joaquín Mendoza remarcó que los artesanos pagan sus impuestos municipales y recordó que en la actualidad 28 familias, unas 80 personas, viven del mercadillo hippy.

LA NOTA

El Ayuntamiento declina hacer declaraciones

El Ayuntamiento de Sant Antoni declinó hacer declaraciones sobre la postura del equipo de gobierno acerca de la reunión mantenida ayer con el grupo de artesanos hippies. Desde el consistorio argumentaron la negativa señalando que la de ayer era “una reunión de trabajo”.

La única información acerca del resultado del encuentro la aportó el colectivo de artesanos quienes, según aseguraron, el ayuntamiento de Sant Antoni se mantiene firme en su decisión de cambiar la ubicación del mercadillo hippy del Passeig de ses Fonts. Durante la reunión mantenida con el primer teniente de alcalde y la concejala de Comercio, el equipo de gobierno les aseguró que estudiarían las alegaciones individuales y colectivas que presentaran los artesanos.