La coordinadora de Salud Mental, Cristina Merino, en su despacho del hospital Can Misses. | Toni Escobar

La psiquiatra Cristina Merino del Villar (Bilbao, 1975) lleva poco más de cinco años trabajando en el hospital Can Misses y desde febrero de 2013 es coordinadora de Salud Mental del Área de Salud de Eivissa y Formentera. La especialista habla de los recursos y las necesidades del servicio, que cuenta con una unidad de agudos y un hospital de día en Can Misses; el centro de salud mental infanto juvenil en el ambulatorio de Vila, y la unidad de salud mental de adultos y el equipo de tratamiento asertivo comunitario de adultos, ambos en Es Viver.

—¿Aumentará el número de psiquiatras infantiles y se dotará de recursos para los adultos como ha pedido la Asociación Asperger?
—Tenemos muy buena relación con la asociación y tienen mucho apoyo por parte de la psiquiatra infantil, que ha estado muy involucrada en el arranque de la asociación. Ahora hay un psiquiatra infantil a tiempo completo y un segundo que va tres días por semana. Nos gustaría tener dos psiquiatras a tiempo completo. La OMS recomienda un psiquiatra infantil para cada 75.000 habitantes y con dos llegaríamos. Nos vamos acercando y ojalá podamos conseguir los dos porque nos permitiría hacer más cosas. Soy optimista porque ha habido una mejoría. Vamos avanzando en una buena dirección.

—¿Y los adultos?
—Es un problema más reciente que estamos viendo. Se ha hecho mucho trabajo en esta isla en diagnosticar a los niños con Asperger. Vemos que mucha gente adulta, a raíz de tener más información por los niños, ven que han tenido unas dificultades similares y hay una demanda que está surgiendo ahora. Hemos empezado a hablarlo y trabajamos en esa línea de que alguien esté más formado. Nos gustaría que hubiera una referencia en adultos, pero no los hemos dejado aparcados sino que la doctora Valverde, la psiquiatra de infantil, los está viendo. Nos queremos mantenerlo a largo plazo porque no se puede, pero sí que es la solución urgente para que esta gente no espere.

—¿Lo ha pedido a la Gerencia?
—Lo hemos hablado, hay que darle forma porque hay que ver la formación que requiere.

—Las familias se quejan del tiempo de espera en las primeras visitas.
—Cuando asumí la coordinación había más lista de espera. Lo que hemos hecho, aparte de que convendría conseguir dos psiquiatras, es un trabajo interno de reorganización porque la lista de espera se ha reducido. Una consulta de psiquiatría normal se atiende en cuatro o cinco semanas y en psicología, un par de semanas. Los casos muy urgentes se atienden en la misma semana. También ayudaría a que la población se conciencie de que si no acude a una cita, porque pueden surgir imprevistos, que nos avisen antes y esa cita se la podemos dar a otra persona que está esperando.

—¿Cuántos pacientes no acuden a las citas de psiquiatría?
—Por los datos que he mirado, el 20% de los adultos en psiquiatría no acude a las citas programadas y en psicología, un 30%. Siempre habrá un porcentaje que no acuda, pero piensas qué pena! porque hay un hueco que puede utilizar otra persona. Si se puede avisar es un poquito que ganamos.

—¿Es viable una unidad de ingreso infanto juvenil en Eivissa? La consellera Lydia Jurado le planteó la posibilidad de que en el antiguo hospital se habiliten una o dos camas para evitar traslados a Palma.
—Es verdad que lo hemos hablado. Estamos viendo números, cuántos casos y con qué frecuencia. El año pasado se realizaron cuatro traslados a Palma para ingresar en la unidad de infanto juvenil de Son Espases. La media de estancia fue de tres semanas de ingreso. A lo mejor no es rentable una unidad de hospitalización porque la tendencia es evitar los ingresos y mantenerlos con el apoyo que necesite en la comunidad sin necesidad de ingresarlo. Habría que ver si el dinero se quiere destinar ahí o a otras cosas. Hay veces que los niños necesitan una unidad residencial por otro tipo de problemas y eso es distinto. Estamos valorando qué necesidad hay: si requieren un hospital o una residencia.

—No es rentable pero se han de trasladar a Palma con el trastorno que supone para las familias
—Sí, es un trastorno para las familias y nos gustaría poder resolverlo todo en la isla, porque es donde están las familias y el equipo que te conoce pero los recursos son limitados. Hay que ver lo que es más beneficioso para toda la población.

—¿Qué trastornos son más habituales en la población infantil que requieran el ingreso?
—Son muy pocos casos. Tratamos muchos niños, se han visto más de 600 nuevos casos en infantil y sólo cuatro han necesitado un ingreso. Es muy pequeña la proporción que se ha de ingresar. A nivel ambulatorio es un espectro muy amplio, desde casos leves a complicados, trastornos generalizados de desarrollo a alimentación, algunos cuadros psicóticos o déficit de atención. El abanico es muy amplio. Unos van a requerir un seguimiento intensivo y otros se van a resolver en muy pocas sesiones.

—¿No son muchos 600 casos en niños?
—El 75% de la patología de salud mental se origina antes de los 25 años. La psiquiatría, a diferencia de otras especialidades, afecta a la gente joven. La infancia y la adolescencia son años muy críticos y por eso nuestro esfuerzo por mejorar la atención a los niños y jóvenes, porque si se identifican antes los casos y los tratamos podemos mejorar la atención.

—¿Va en aumento la población que necesita atención?
—Creo que se va identificando más y la gente tiene menos miedo a pedir ayuda. La salud mental ha sido muy tabú y la gente era muy reacia a acudir al psiquiatra o al psicólogo. Aunque aún hay mucho estigma en torno a la salud mental, se ha mejorado mucho y la gente tiende más a pedir ayuda.

—¿Qué trastornos son los más frecuentes?
—Depende cada unidad. En una consulta ambulatoria de psiquiatría se ven trastornos mentales más graves como psicosis o bipolar, trastornos de alimentación, de personalidad o cuadros ansioso depresivos. En la unidad de agudos, más graves, son pacientes psicóticos o bipolares descompensados. En la consulta ambulatoria se ven trastornos de personalidad. Y en el hospital de día hay dos programas que hemos desarrollado, trastornos límites de personalidad y otro para casos complejos de estrés postraumático. El hospital de día está destinado a pacientes que necesitan un seguimiento muy intensivo pero no hospitalización. Es un recurso a caballo entre consultas ambulatorias y un ingreso hospitalario y cada paciente tiene un programa personalizado.

—¿Hay suficientes recursos para salud mental? ¿Qué se necesita?
—Cuanto más tenemos más podemos hacer. Con el cambio al hospital hemos mejorado en recursos, de 18 camas de ingreso hemos pasado a 24 y también ha aumentado personal en todos los estamentos. Era una necesidad. También hay un programa que llevo para pacientes con un primer episodio psicótico.

—¿Qué se necesita?
—Hemos hablado, pero eso es a largo plazo, poder contar con una unidad de media estancia en Eivissa y evitaría que la gente se desplazara. Queremos aumentar los proyectos de consultas externas de primeros episodios psicóticos y de psicosis resistente. También trabajamos para facilitar el tránsito de infanto juvenil a adultos, porque la mayoría de la patología surge en la infancia o la juventud pero como está montado el sistema, no sólo en Eivissa, antes de los 18 años te ve un pediatra y a partir de esa edad otro. Ese corte ocurre a una edad mala y una ruptura ahí puede suponer que el paciente se desenganche y no acuda al recurso que le corresponde. Es un momento delicado en el que no conviene hacer cambios. Otro de los servicios que hemos potenciado es la unidad de tratamiento asertivo comunitario para pacientes más graves y en la que el equipo se desplaza a las casas.

—¿Cuántos pacientes se trasladan a la unidad de media estancia?
—No son muchos, limitamos mucho los pacientes que tenemos que mandar. Somos conscientes de que es un trastorno para las familias y los pacientes. Hacemos las derivaciones cuando creemos que es más beneficioso y se va a prolongar el ingreso. Ahora hay dos personas, una de media estancia y otra de larga. Puede haber cuatro casos pero son ingresos de meses. Está bien porque tenemos el recurso pero distorsiona estar en otra isla, la familia se separa. Nos gustaría tener una unidad de media estancia. No es una cosa puntual como los ingresos de los niños que sabes que duran tres semanas y vuelven.