A pesar de ser una de las avenidas más importantes de la ciudad, no son muchos los vecinos de Vila que saben que, detrás de este nombre de calle, se esconde la figura de un poderoso naviero que vivió a caballo entre el siglo XIX y el XX.

Ignasi Wallis, nacido en Eivissa el 10 de junio de 1854, era hijo de Edmon Wallis Valls, un comerciante procedente de Malta, entonces ocupada por los británicos cuya familia había residido siglos antes también en la vecina isla de Menorca. La buena posición de los Wallis le permitió estudiar en prestigiosos colegios de Francia e Inglaterra y dominar varios idiomas.

Junto a su hermano Joan creó la naviera Wallis y compañía, cuya más destacada iniciativa fue la adquisición en el año 1887 del primer barco de vapor con matrícula de Eivissa. Bautizado con el nombre de Niny, este barco fue el primero que unió Eivissa y Barcelona de manera directa sin hacer escala en la isla de Mallorca como hasta entonces. El establecimiento de esta línea marítima supuso un hito para la isla y sus aspiraciones comerciales.

Según relata Felip Cirer, director de la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, Wallis viajó hasta Inglaterra para comprar el vapor y su llegada a Eivissa después de un largo periplo por todo el continente hasta la isla fue todo un acontecimiento social. Todas las embarcaciones del puerto de Vila izaron sus banderas para dar la bienvenida al nuevo barco.

El Niny inauguró sus travesías con un viaje a la semana a Barcelona que tardaba en llegar casi un día entero cargado de sal y productos del campo ibicenco, lo que permitió impulsar el comercio y la agricultura pitiusa.

No obstante, la vida de Ignasi Wallis no se limitó solo a sus negocios. Fue también concejal del Ayuntamiento de Vila y diputado provincial en diferentes épocas, presidente de Fomento del Turismo, representante consular de Francia en Eivissa y vicecónsul de Italia, entre otros cargos.

Pero si por alguna cosa Wallis forma parte de la historia de Eivissa es por su vocación filantrópica, propiciada en parte, según Cirer, por su mujer, Consol Tur i Palau, una mujer católica y caritativa. En su testamento, dejó el edificio y la hacienda sa Real al Obispado de Eivissa que, para cumplir los deseos del naviero, construyó la residencia Reina Sofía, en Cas Serres, inaugurada en 1977.

El Obispado constituyó en 1999 la Fundación Ignasi Wallis cuya finalidad es la atención a los mayores más necesitados y la creación de residencias asistenciales.

Avenida Ignasi Wallis

La carretera de Sant Antoni reconvertida en una avenida

La avenida Ignasi Wallis recibe este nombre desde 1931, fecha en que el Ayuntamiento de Eivissa le dedicó esta vía como muestra de agradecimiento a la labor filantrópica que desarrolló a lo largo de su vida.

El consistorio eligió el principio de la entonces denominada carretera de Eivissa a Sant Antoni porque en el kilómetro 1 se ubicaba la hacienda sa Real, propiedad del poderoso terrateniente ibicenco.

Años antes, en 1927, Ignasi Wallis, de acuerdo con su esposa, decidió construir un asilo para ancianos necesitados que, finalmente nunca llegó a abrise para la función por lo que fue proyectado. En 1938, sin haberse acabado, se convirtió en hospital militar durante la Guerra Civil donde fueron atendidos, entre otros, los heridos por los bombardeos de los aviones italianos.

A partir de 1969, el antiguo hospital se volvió a reinventar esta vez como un colegio: el Joan XXIII-Sa Real, donde, desde entonces, varias generaciones de ibicencos han sido educados en sus aulas.