Muchos perros de edad avanzada van perdiendo paulatinamente la visión, normalmente debido a la presencia de cataratas pero, la mayoría de las veces, usando su olfato y su oído pueden apañárselas perfectamente en un ámbito conocido.

Existen muchas causas diferentes que pueden provocar ceguera: patologías en los párpados, en la córnea, en el cristalino, en la retina y hasta en el cerebro pueden ocasionar una ceguera progresiva o súbita. Existen también enfermedades que pueden afectar a los ojos y producir ceguera, como la diabetes mellitus, la enfermedad renal crónica, los problemas de corazón y las enfermedades infecciosas como la leishmaniosis.

Es importante que sepamos reconocer los signos que indican que nuestro perro está perdiendo la visión: ¿Qué hacer si mi per o está perdiendo la vista?

Dentro de casa

- Choca a menudo con las cosas, sobre todo con las que se han movido de lugar como sillas o si se cambia algún mueble de sitio.

- No es capaz de reconocer a las personas conocidas a corta distancia hasta que se le llama por su nombre o usa el olfato.

- Los problemas de visión empeoran por la noche o en condiciones de poca iluminación.

- No es capaz de encontrar el plato del agua o la comida si se le cambia de sitio, no ve sus juguetes.

Fuera de casa

- Mueve la cabeza para todos lados cuando se le llama, no logra ver la figura del amo hasta que se le llama con

insistencia.

- Pasea con mucha precaución, todo el tiempo huele el suelo cuando está en la calle.

- Tiene dificultad para ver donde se le lanza la pelota/juguete (hasta que huele el rastro).

Si notamos algunos de estos síntomas debemos acudir a nuestro veterinario para identificar dónde puede estar el problema.

Si los ojos están rojos o con legañas seguramente el problema será una conjuntivitis o queratoconjuntivitis que afecta a las estructuras externas del ojo, son procesos dolorosos, el perro se frotará los ojos y tendrá los párpados cerrados o semicerrados y le molestará la luz.

Si el ojo de nuestro perro se vuelve nublado o blanquecino y aumenta de tamaño, lo más probable es que se trate de un aumento de la presión intraocular, un glaucoma, o por alguna úlcera extensa que haga que el cristalino pierda su transparencia, estos procesos también son dolorosos para el perro, los ojos estarán rojos y les molestará bastante la luz.

Si la pupila está completamente dilatada y no somos capaces de ver el color del iris, seguramente el problema sea de la retina, el ojo se encuentra bien, es transparente y cristalino pero la retina o el nervio óptico no funciona, por lo que el perro tendrá las pupilas completamente dilatadas tanto de día como de noche, en estos casos el perro tiene los ojos normales, no están rojos ni tiene molestias.

Si lo que apreciamos es que la pupila ha dejado de ser negra y ahora es gris o blanquecina nos encontraremos ante una catarata. Las cataratas son más frecuentes en perros de edad avanzada, se deben a un proceso normal de envejecimiento.

El cristalino, que es la lente que tenemos detrás de la pupila y que nos permite enfocar las cosas, empieza degenerarse y absorber agua, tornándose de color gris de manera progresiva, desde el centro hacia el exterior y en algunos casos acaban siendo totalmente blancas. A esta condición se le conoce como esclerosis nuclear o esclerosis lenticular. La esclerosis nuclear afecta a la mayoría de los mamíferos, incluyéndonos a nosotros. El único tratamiento posible para las cataratas es la cirugía. Se extrae la lente que ha perdido su transparencia y se coloca otra lente que ocupa su lugar, el resultado es espectacular ya que el perro recupera la visión y los comportamientos de aislamiento y desorientación que tenía el perro antes de la cirugía desaparecen y el perro vuelve a ser un a animal juguetón y alegre.