El 63 por ciento de las aguas residuales de Eivissa se vertieron al mar en 2015 con una depuración deficiente, según el estudio realizado por el Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB), en colaboración con la Fundación para la Conservación de Eivissa y Formentera.

Sandra Benbeniste, portavoz de la Fundación para la Conservación de Eivissa y Formentera, Marià Marí, integrante del GEN-GOB y coordinador del proyecto, y el técnico Xisco Sobrado han presentado hoy el estudio "El mar, una responsabilidad compartida", que forma parte de la iniciativa.

Los principales datos del estudio, que se basa en los datos oficiales de la Agencia balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua), indican que durante el año 2015, las diez depuradoras existentes en Ibiza y Formentera depuraron 13.746.890 metros cúbicos, de los que 8.690.317 metros cúbicos, un 63,2 por ciento, "presentaron una depuración deficiente", y por lo tanto, "están contaminando" las aguas pitiusas, según ha explicado Marià Marí.

El estudio indica que las depuradoras que peor funcionan, la de Vila y Santa Eulària, son las únicas que tiene tratamiento terciario.

Este tratamiento, alcanzó a 8 millones de metros cúbicos, del total de 13.746.890 que se depuraron, pero paradójicamente no se han podido aprovechar por los altos niveles de salinización.

Asimismo, sólo 898.675 metros cúbicos anuales se reutilizaron, lo que supone menos del 7 por ciento del total.

El integrante del GEN, Marià Marí, ha explicado que el estudio se ha presentado ahora, ante la llegada de la nueva temporada turística, porque las "previsiones de ocupación son excelentes si las medimos desde una óptica exclusivamente comercial, pero nefastas si analizamos la problemática que sufrimos".

Al respecto, ha señalado "la oferta turística sobredimensionada, la masificación territorial, las infraestructuras colapsadas, la pésima gestión de recursos naturales", y lo que considera "mucho peor, la escasa, cuando no nula, voluntad de corregir esta situación".

Para el GEN, estos datos "son representativos de la dejadez y la falta de previsión institucional".

Según indica, la playa de Talamanca "ha sido durante los últimos años, y continúa siendo en la actualidad, el ejemplo más representativo de esta gravísima situación".

Así se ha referido al hecho de que la playa estuvo cerrada y con bandera roja durante al menos 11 días de los meses de agosto, septiembre y octubre de 2015.

Entre otros datos, el estudio indica que de las diez depuradoras analizadas, siete presentan un tratamiento de depuración deficiente, mientras sólo tres tienen un nivel de depuración aceptable, como son Sant Antoni, Cala Llonga y Puerto de Sant Miquel.

Las estaciones de depuración que peor funcionan son las de Vila y Can Bossa.

Para los ecologistas, la conclusión "no puede ser más decepcionante" porque a pesar de la necesidad de agua dulce en las Pitiusas, donde no está garantizado el suministro de agua para el consumo humano durante este verano, "la gestión de las aguas depuradas y su reutilización para usos diversos es muy deficiente".

"Esta situación, dificulta, e incluso impide, la reutilización de las aguas depuradas, y favorece el incremento del consumo de agua proveniente de acuíferos, a menudo sobreexplotados y salinizados, y de desaladoras de agua de mar", advierte el GEN.

Esta situación se puede corregir, según los ecologistas, con medidas encaminadas a la ampliación, remodelación e implantación del tratamiento terciario en las depuradoras y con controles para evitar los problemas de salinización.

Aún así, insisten en que el problema de fondo son "las limitaciones insulares" en cuanto a la capacidad de carga de los recursos naturales.

"De no poner freno a la situación que sufrimos el colapso está más que asegurado", advierte el GEN.