La presentación de ‘Viatges a Eivissa’ tuvo lugar ayer por la noche en la sede de la Llibrería Mediterrània. | Daniel Espinosa

El historiador Pere Català i Roca (Valls, 1923-Barcelona, 2009) realizó un viaje junto a su hermana María Àurea a Eivissa entre el 24 de marzo y el 2 de abril de 1948. Quedó tan enamorado y sorprendido que años después, entre 1950 y 1951, decidió regresar, en esta ocasión, únicamente acompañado de su máquina de fotos para visitar también Formentera. Tres estancias que reflejó en las 200 fotografías que aparecen en el libro Viatges a Eivissa, publicado por Editorial Mediterrània y que se presentó ayer en Vila.

Para una mayor comprensión las imágenes están divididas por municipios y junto a ellas, el escritor y librero Vicent Marí Costa, encargado de ponerlas en valor para crear el libro, ha añadido unas pequeñas notas «para ubicar la fotografía con el lugar exacto y su nombre original en ibicenco». Precisamente, al final del libro hay seis de las que no se sabe el lugar y que recogen a una familia pagesa en la puerta de su casa, o un grupo de mujeres acudiendo a misa.

Además, Marí explicó que se ha intentado respetar «el espíritu de excursionista» que tenía Pere Català i Roca. «Recorrió prácticamente todos los municipios de la isla con su máquina de fotos, lo mismo que un turista actual, haciendo especial hincapié en el paisaje y en el patrimonio, llegando a fotografiar prácticamente todas las iglesias de la isla, las torres de defensa, las murallas y bastantes casas pagesas», resumió Marí.

Igualmente, el joven librero resaltó la importancia de las imágenes del historiador catalán para conocer cómo era el día a día de Eivissa en aquella época. «Se quedó prendado con lo que vio y por ello, hizo muchísimas fotografías cotidianas de colles de ball pagès, días de misa, procesiones, familias y personajes populares de la época, como Marià Villangómez o Isidor Macabich, quien aparece en una de ellas junto a su hermana Maria Àurea».

Importancia documental

Por ello, el hijo del protagonista, el editor Rafael Català i Dalmau, explica en el prólogo de la obra que estas fotografías «suponen un testimonio documental de una Eivissa que ha quedado en un segundo plano a causa del impacto que tuvo la llegada del turismo». Igualmente, Marí Costa, aseguró que «tienen un enorme valor documental para entender una vida de la isla que ya no volverá».

En este sentido, el librero quiso agradecer el papel que han jugado tanto el hijo del protagonista como el propietario de la Editorial Mediterrània, Miquel Costa, para que el libro haya sido posible. «Sin su esfuerzo los ibicencos y los residentes de Eivissa no hubiéramos conocido como era la vida en la isla hace más de 60 años», concluyó.