Empezamos la semana con un buen sabor de boca, con la alegría en lo deportivo por el histórico triunfo del Puchi, que accederá al play off de ascenso a la máxima categoría del balonmano femenino nacional, una gesta que presenciaron 800 personas en el pabellón de Santa Eulària. La economía también nos daba buenas noticias, con un aumento del 40% de la contratación indefinida a tiempo completo. Estos insólitos datos mejoran los de 2007, es decir, son mejores que los anteriores a la crisis económica, aunque los sindicatos alertan de la elevada temporalidad y precariedad.

No obstante, la semana no tardó en empezar a torcerse cuando conocimos la muerte de Coco, un querido pastor alemán que sobrevivió al maltrato y cuyo su maltrecho cuerpo dijo basta. Las ondas negativas fueron a más cuando se conoció que un empresario canario, juzgado por narcotráfico, participaría en la subasta de las concesiones de playas de Sant Josep. Los peores augurios se hicieron realidad en una esperpéntica sesión en que las pujas a mano alzada sentenciaron a muchos licitadores. No pudieron competir ante unas ofertas a mano alzada de auténtica locura. La caja del ayuntamiento josepí duplica sus ingresos –9 millones de euros en dos años– respecto al anterior concurso, pero lo hacía dando juego a la pura especulación, pues los precios acordados no podrán ser amortizados con el simple alquiler de hamacas y sombri- llas. El alcalde de Sant Josep alega la transparencia del proceso, que le discuten sus socios de gobierno, y se enorgullece de aprovecharse del turismo de lujo, pero el sentir de muchos ibicencos ha quedado muy herido. Veremos en las próximas semanas cómo evoluciona esta sensible y espinosa cuestión.

Por otro lado, también supimos que los consistorios ibicencos no tienen ningún plan contra la terrible invasión de medusas que ha cubierto las aguas de algunas de nuestras playas estos últimos días. Esta situación tiene difícil solución, pero puede dañar mucho más allá de la urticaria que provocan estos indeseados celentéreos.

La nota positiva la puso el feliz rescate de un anciano de 78 años, que pasó una noche en la intemperie tras caer mientras paseaba sus perros en Cala Tarida.