En la memoria de Julián Álvarez Chamorro no baila ni una de las fechas que han sido importantes en su vida. Este hombre nacido en Ciudad Real es capaz de realizar, en un santiamén, un repaso mental del tiempo que han durado todos los cargos desempeñados a lo largo de sus 76 años, como si fuera un auténtico calendario andante.

Más conocido como Chamorro, Julián se reconoce como una persona vital y muy activa. Antes de hacer el servicio militar en 1961, ya se dedicaba a trabajar el campo y los animales que tenían sus padres. Más tarde, le tocó pasar 16 meses haciendo la mili y tras licenciarse, con apenas 23 años y recién casado, se vino a Eivissa con su mujer.

Su contacto con la isla vino gracias a un cuñado, por medio del cual consiguió trabajo en una fábrica de hacer bloques que había frente al Club Naútico. Corría el año 1963 y, por casualidades de la vida, poco tiempo estaría en esta empresa, apenas dos años. En 1965 Chamorro se encontraba en un bar con unos amigos cuando leyeron en el periódico que la empresa de Iberia estaba reclutando plantilla y allí se fueron a probar suerte.

«Entrar en Iberia era muy complicado. Durante la entrevista me preguntaron si había hecho el servicio militar, dije que sí, si había estado preso alguna vez, dije que no, si mi padre era comunista o fascista y eso lo investigaron». Según cuenta, recibió un día la llamada de su padre quién le contó que la guardia civil había estado investigando en su pueblo sus antecedentes familiares. Entonces aún vivía Franco y la compañía era propiedad del Estado, todo se miraba con lupa, pero finalmente le aceptaron.

En Iberia trabajó durante 35 años, en los que cuenta que menos azafato pasó por casi todos los cargos que había. «Entré en la compañía de mozo, luego estuve en talleres 7 años, después me ascendieron como capataz en la pista para controlar la carga y descarga de los aviones, 12 años. Más tarde estuve en la oficina de Vara de Rey 12 años, después 4 años más en el aeropuerto como delegado sindical, he hecho de todo, en pasado por muchos departamentos». Y todo, gracias a que se presentaba a todos los exámenes que sacaban en la compañía.

Chamorro tiene también grabada la fecha de su jubilación, «me acogí a una regulación de plantilla con 58 años y 4 días», claro que eso no significaría que se fuese a quedar mano sobre mano. Descubrió entonces que con todo ese tiempo libre podría dedicarse a otras muchas cosas que también le llenarían, como formar parte de la directiva del Llar d’Eivissa durante 12 años. «Actualmente soy vocal de la asociación y me gusta mucho venir a echar la partida con los amigos, las excursiones... nadie me ha visto parado aquí tampoco».

Voluntario Cruz Roja

Además, durante 28 años ha sido voluntario en la Cruz Roja, estuvo otros 9 en la directiva del colegio Portal Nou y otros 7 en la Asociación de vecinos de Ses Figueretes. «Lo único que no he hecho es ir a Cáritas y es algo que tengo pendiente porque me gusta ayudar en lo que puedo, ser voluntario», admite. En toda esta actividad frenética que siempre ha mantenido, ha tenido el respaldo de su familia, «he tenido mucha suerte con mi mujer y mis tres hijos que me han apoyado en todo, nunca me han puesto pegas o me han dicho que no hiciera esto o lo otro».

Chamorro hace un balance de su vida, de la cual ha pasado mucho más de la mitad en la isla, y reconoce que «si hubiese estado abierto el aeropuerto de Ciudad Real cuando entré en Iberia seguramente me hubiera ido, porque yo tenía un terreno allí y a mi familia, pero antes de trasladarme a cualquier gran ciudad prefería Eivissa». En la isla reconoce que le ha ido muy bien y que siempre ha tenido mucha sintonía con la gente, por lo que concluye diciendo «aquí me ha ido estupendamente y aquí me quedo».