Este año el párroco de Santa Eulària, Don Vicente Ribas Prats, no ha subido como cada 3 de mayo a la ermita de Sa Creu d’en Ribas. En su lugar el padre Marcelo, el vicario parroquial, acompañó por primera vez a la veintena de peregrinos que subieron ayer hasta la cima del monte donde se encuentra oculta esta misteriosa ermita. La caminata es de subida y no dura más de media hora. Una vez arriba, el padre Marcelo bendijo los puntos cardinales, «el norte, el sur, el este y el oeste, pidiendo por el tiempo y por las cosechas; es una tradición muy antigua que se hace en muchos lugares de España», explicó mientras subía la cuesta del monte. Junto a él, varios peregrinos caminaban con paso seguro y firme.

La leyenda

Cuenta la leyenda que hace muchos años se encontraba Pep d’en Ribas, un campesino bastante huraño, intentando talar una encina, pero el arduo trabajo se le hacía tarea imposible ya que el duro tronco se resistía. Entonces apareció un individuo de aspecto tenebroso y se ofreció a ayudarle y empezó a cortar el árbol a un ritmo frenético. Terminado el trabajo, ambos se sentaron a comer y Pep observó con estupor que el individuo se alimentaba a base de todo tipo de bichos, culebras y hasta uñas. Se fijó más detenidamente y por debajo del ropaje le asomaba una larga cola. No había duda, el mismo demonio venía a por su alma y, a pesar del miedo, Pep reaccionó sacando un crucifijo que llevaba oculto y al verlo, el demonio echó a correr hasta lo alto del monte y de allí huyó para siempre. Cuentan que Pep, entonces, con la misma madera recién talada erigió una cruz y con el tiempo, se construyó a su lado una ermita.

En conmemoración a esta leyenda se realiza la romería. Y una vez en lo alto del monte se dan siete vueltas a la ermita para «ahuyentar al demonio», explicó Leonor Romero, «aunque a Don Vicente no le gusta que hagamos esto», añadió. Leonor es el décimo año que participa en esta caminata y asegura que siempre hace buen tiempo, «nunca hay que olvidar un buen gorro para protegerse del sol», aconsejó, y observó que este año al caer en día laborable no habían participado niños, «normalmente está lleno de niños, pero este año no», explicó esta señora.