La entrada del número 18 de la calle Retir quedó ayer expedita. De lo que era un cierre de hormigón sólo quedaba un bloque abandonado dejando a la vista el antiguo comedor de la vivienda. El trabajo de piqueta iniciado el viernes fue rematado durante la madrugada de ayer. También fueron reventados los accesos de las puertas 16, 14, 12, 8, 6 y 4.

Los intentos de ocupación tuvieron menor incidencia en la calle Alt, donde los desperfectos se localizaron en los números 23 y 37. Pero los daños van más allá y una casa de la calle Bonaire también fue reventada.

Trece días después del desalojo de la UA27, el ?sellado? desapareció de la mayoría de las casas afectadas que estuvieron custodiadas por un fuerte dispositivo policial durante algo más de 72 horas.

A primera hora de ayer, una patrulla de la Policía Local tomaba nota de los desperfectos y comunicaba el resultado de lo que había sido una noche de «piquetas y patada». Paralelamente, tenían que controlar e identificar a varias personas que trataban de acceder a un punto de venta de estupefacientes.

Entre el vecindario que queda impera la ley del silencio. Lo único que apuntan es que «esto no es cosa nuestra. Sobre las 2 de la madrugada escuchamos gritos de jóvenes pero no eran del barrio».

Pasadas varias horas desde la comunicación de los daños, los dos agentes continuaban patrullando por Sa Penya. A mediodía tuvieron que trasladar a dependencias policiales a un detenido. La manzana se queda, por tanto, sin vigilancia. Las viviendas continúan abiertas y no hay movimiento de operarios.

Desde el Ayuntamiento de Eivissa insistieron ayer que la vigilancia policial es «constante», lo que ha evitado que las casas se vuelvan a ocupar y que ayer mismo se volvieran a tapiar los muros destrozados.

Sin embargo, también reconocieron que no hay un dispositivo especial de policía dedicado exclusivamente a vigilar el barrio, sino patrullas tanto de la Policía Local como Nacional que se dedican también a controlar el resto de la ciudad. En Sa Penya solo hay designado un policía de barrio y únicamente patrulla por las calles del barrio durante el día.

Esta escasez de efectivos policiales despertó ayer las críticas de los grupos municipales de la oposición en el Ayuntamiento de Vila.

La portavoz del Partido Popular (PP), Virginia Marí, cuestionó que el control en Sa Penya sea continuo. «Si hubiera control no habría pasado esto», añadió. Marí, que pidió vigilancia policial las 24 horas del día, anunció que en el próximo pleno municipal presentará una moción de control para preguntar al equipo de gobierno cuántos agentes de la Polícia Local están actuando actualmente, cuánto dinero se ha invertido en la operación policial para el desalojo de la UA27 y cuál ha sido el presupuesto destinado a proporcionar ayudas a las familias desalojadas.

Por su parte, el concejal del Movimiento Ciudadano EPIC, Antonio Villalonga, exigió al ayuntamiento que «intensifique la vigilancia en Sa Penya» con un mayor número de efectivos policiales o, en su defecto, que instale cámaras de vigilancia o que contrate agentes privados de seguridad para garantizar que las casas no se vuelvan a ocupar. Villalonga criticó que el equipo de gobierno «no haya previsto lo que ha sucedido con los antecendentes de Sa Penya». «No se puede montar un dispositivo brutal para el desalojo y que luego pasen estas cosas», afirmó.

El concejal de EPIC también se refirió a la escasez de efectivos que dispone la Policía Local, con apenas un centenar de agentes que se tienen que distribuir en tres turnos los 365 días del año, sin contar las bajas por enfermedad o por vacaciones.