La retirada de posidonia en la zona de Platja d’en Bossa se ha realizado mediante una retropala y un camión para depositar las plantas marinas. | DANIEL ESPINOSA

La nueva política de la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Eivissa respecto a la gestión de la posidonia oceánica de sus playas no cuenta con el respaldo de la mayoría de hoteleros y restauradores. El equipo de gobierno progresista concluye estos días la retirada de la posidonia en Platja d’en Bossa –tras repasar las playas de Talamanca y ses Figueretes– con 40 días de retraso respecto a 2015, cuando los trabajos comenzaron a finales del mes de marzo.

El sector servicios ha criticado esta demora por el olor que produce el alga cuando aprieta el calor y la mala imagen que, consideran, genera entre los visitantes.

No obstante, el Ayuntamiento apuesta ahora por una gestión sostenible de las playas del municipio, que no pasa por la tradicional retirada generalizada y sistemática de los restos de esta planta endémica del Mediterráneo.

El nuevo Ejecutivo local considera estas algas no como un residuo, sino como un elemento más del sistema playa-duna, indispensable para mantener su equilibrio y evitar la desaparición de arena de las playas, entre otros factores. Por este motivo, ha habilitado un solar de 2.000 metros cuadrados en el barrio de Can Misses –con un presupuesto superior a los 10.000 euros– para almacenar la posidonia retirada durante el verano. Una vez finalice la temporada y las actividades estivales devolverán las algas a las playas «para que sirvan de escudo natural y evitar así la pérdida de arena».