«Era como un terremoto. Se movía la cama, las paredes y la gente salía a las ventanas gritando: ¡Parad, parad!». Así recuerda Carolina Verdes los momentos de «angustia» que vivieron los vecinos del edificio contiguo a sa Graduada, el mediodía del miércoles.

Ayer no se hablaba de otra cosa en la escalera del número 15 de la calle Isidor Macabich, el edificio Astoria. 24 horas después, algunos vecinos todavía desconfiaban de que la demolición de la antigua escuela no afecte de alguna manera a su finca.

La mayoría de vecinos consultados por el PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA recurrían a la palabra terremoto. Carolina Verdes apuntó que en torno a las 16.00 horas del miércoles se tuvo que marchar de casa porque «tenía mucho miedo. En el ático era un vaivén continuo».

Dos pisos más abajo, María Luisa González, vivió una situación similar. «Daba verdadero pánico. Se movía hasta el sofá y alguna televisión estuvo a punto de caer».

La pesadilla arrancó al mediodía, momento en que la excavadora empezó a dentellar grandes trozos del módulo más moderno de sa Graduada. Los bloques de la parte superior caían a plomo desde unos diez metros de altura y los efectos colaterales se hacían sentir en la finca contigua.

Samira apuntó que al poco tiempo de regresar a casa tuvo que marcharse con los dos niños pequeños porque «no paraban de llorar. Venían cansados del colegio y se pusieron muy nerviosos».

El establecimiento de telefonía ubicado en los bajos del edificio también tuvo que cerrar porque las obras cortaron la fibra óptica.

Los nervios y la sensación de pánico entre el vecindario fue a más y algunos reclamaron la presencia de la Policía Local de Vila. Además de los agentes, se personaron dos técnicos del Ayuntamiento para analizar la situación y las quejas de los vecinos. Fuentes municipales apuntaron ayer que las obras se retomarían, pero que habían solicitado a los responsables de Acciona Logística, empresa que ejecuta las obras, que realizasen los trabajos «siguiendo unos parámetros» dirigidos a un derrumbe más cuidadoso.

La máquina pesada se trasladó ayer a la zona de la calle Castilla para descanso de los vecinos pero está previsto que entre hoy y mañana tumben la parte del edificio de la antigua sa Graduada que todavía queda en pie.

Los trabajos para la futura sede judicial de Eivissa continúan entre el miedo de los vecinos y los plazos de ejecución de la obra.