Miembros de la Mesa de Inclusión Social en la rueda de prensa. Foto: T. ESCOBAR

Un solar abandonado o una zona boscosa bastan para habilitar una de las numerosas infraviviendas que se ubican en el municipio de Vila y que, con el buen tiempo, se multiplican. Normalmente son chabolas en las que viven una o dos personas con un mínimo de infraestructura que albergan a personas que trabajan pero no se pueden permitir pagar los altos precios del alquiler de la isla o que no tienen unos ingresos regulares y que presentan una movilidad elevada.

Es una de las principales conclusiones que la Mesa de Inclusión Social de Vila ha extraído del estudio efectuado durante el invierno presentado ayer en rueda de prensa por el concejal de Benestar Social, Joan Ribas, acompañado de técnicos de los servicios sociales del municipio y representantes de Cáritas y la Unidad de Emergencia Social de la Cruz Roja.

Xavier Vilamanyà, técnico de Benestar Social del Ayuntamiento de Vila, destacó por otra parte que, aunque en los asentamientos no hay menores, sí que se ha registrado un aumento del número de parejas con trabajo e hijos que acuden a los servicios sociales en busca de ayuda para poder encontrar una vivienda.

El consistorio ha elaborado un censo de personas ‘sin techo’ elaborado por 47 voluntarios durante los pasados días 22 y 23 de febrero en los que se contabilizaron un total de 17 personas sin hogar que dormían en la calle en diferentes barrios de la ciudad.

Durante los días de lluvia o viento, en coordinación con la Cruz Roja y Protección Civil, invitaron a estas personas a refugiarse en alguna de las plazas del Centre d’Acollida Municipal (CAM) o alguna pensión de la ciudad hasta alcanzar un total de 75 plazas disponibles, de las que se ocuparon un total de 27.

Sin embargo, tal como destacó el concejal de Vila, la red de servicios sociales ofrece sus recursos pero son las personas que viven en la calle los que deben aceptarlos. «Hay mucha gente que no quiere ir a un centro de acogida», añadió.

Ribas insistió en la necesidad de disponer de un nuevo albergue municipal para «dar respuesta a esta problemática durante los próximos 20 años» y confió en que se aceleren los trámites por parte del Consell d’Eivissa para construir el futuro centro de baja exigencia de es Gorg.