Una de las imágenes de la tortuga boba que apareció muerta en la orilla de Platja d’en Bossa.

Cuatro tortugas muertas en los últimos siete días, algo que Verónica Nuñez, bióloga del Centre de Recuperació d’Espècies Marines (CREM) de Sant Antoni, no había visto nunca. «Ha sido una semana muy dura; horrible. Esto nunca había pasado tan seguido. Puede que en todo el verano no aparezca ninguna más, pero es que eso no lo podemos saber», explicó Nuñez, quien apuntó que tres tortugas aparecieron el domingo pasado (dos flotando en aguas cercanas de Formentera y la tercera en es Canar), mientras que la cuarta la encontró un particular flotando muerta en la orilla de Platja d’en Bossa el martes pasado.

Motivos

Entre las posibles causas de que se hayan producido tantas muertes de tortugas boba (caretta caretta) seguidas, la bióloga explica que la temperatura del agua es algo más cálida, además de encontrarse en época de desove (puesta de huevos). A esto hay que sumar que muchas comen plástico pensando que son medusas y se acaban intoxicando hasta la muerte. «Ahora el agua está un poco más caliente y esto propicia que se acerquen un poco más y coincide con que es la época de desove», explicó Nuñez, quien recordó que el año pasado una tortuga salió del agua a la arena de la playa de Santa Eulària para poner los huevos, pero la presencia y el incordio de los humanos generó que regresara al mar para buscar un lugar más tranquilo.

La bióloga del CREM recordó, además, que las tortugas piensan que todo lo que flota en el mar «es comida, además de confundir las bolsas de plástico que flotan con medusas», lo que las hace ingerir una cantidad importante de plásticos. «La tortuga de Platja d’en Bossa, por ejemplo, estaba llena de plásticos por dentro», apuntó. También hay que sumar que muchas de ellas son golpeadas por hélices de embarcaciones. La que se encontró en es Canar, por ejemplo, tenía un golpe probablemente causado por una hélice.

Conciencia

Para Verónica Nuñez existe un problema claro de concienciación ambiental «y tenemos que pensar que el mar no es un vertedero», algo que, a raíz de sus experiencias en talleres ambientales en colegios, tiene claro que los pequeños saben, pero no tanto los adultos: «En uno de estos talleres, una niña de cuatro años me dijo que regañaba a su madre cuando la veía tirar plásticos y la madre le contestó que a los mayores no hay que decirles lo que tienen que hacer. Los niños saben que si tiramos plásticos al mar se los comen los peces y nosotros nos comemos los peces. Esto, por ejemplo, les cuesta entenderlo a muchos adultos», concluyó Nuñez.

LA NOTA

«Debemos respetar el entorno natural»

La bióloga Verónica Nuñez lanzó un mensaje de concienciación ambiental y, sobre todo, de respeto hacia el medio natural. «Es muy bonito decir que te encanta Eivissa, sus playas y sus paisajes, pero de nada sirve si no lo cuidas y respeta. Si quieres un entorno natural bonito y cuidado, respétalo. Si tiras plásticos al mar los peces comerán plásticos y, por tanto, tú comerás plásticos. Creo que si un niño de cinco años lo entiende un adulto debería ser capaz de comprenderlo. Es todo una cadena y debemos ser conscientes de ello».