El presidente de la máxima institución insular lamenta la poca agilidad de la administración pública. | Arguiñe Escandón

Hoy se cumple un año de la investidura de Vicent Torres Guasch (Eivissa, 1963) como presidente del Consell d’Eivissa gracias al apoyo de los consellers de Podem-Guanyem, con los que ha tenido algún que otro desencuentro en este primer año de legislatura.

—¿Qué nota se pone al final de este primer curso?

—¿De 0 a 10? PA (Progresa adecuadamente).

—¿No cree que necesite mejorar en algo?

—Evidentemente. Mejoraría a nivel de gestión; tendríamos que ser más rápidos. A nivel administrativo tendríamos que ser más rápidos. La administración, a la vez que garantista, es muy farragosa.

—¿Cree que los ciudadanos también piensan que progresa adecuadamente o los resultados del pasado domingo demuestran que algo falla?

—Creo que hay que separarlo. En España votamos elecciones europeas, generales y autonómicas y locales, son parámetros totalmente diferentes y la gente ve muchas diferencias en las tres gestiones. En las locales es cuando la gente te mira a los ojos.

—¿Le preocupa ser la tercera fuerza y que Podemos les haya adelantado?

—En clave nacional me preocupa, el PSOE siempre sale a ganar las elecciones. Hemos experimentado una relativa mejoría pero no son los resultados que más nos hubieran gustado, ni a nivel local ni general. A nivel de Eivissa no estoy contento pero todas las encuestas estaban, de alguna manera, confabuladas contra el PSOE. Diría que mediáticamente, y me refiero a nivel nacional, hemos sufrido un castigo a todos los niveles situándonos como los culpables de todos los males de este país.

—¿Esta precampaña de seis meses entre las dos elecciones, ha afectado a las relaciones entre los socios de gobierno?

—Cuando hay unas elecciones cada partido político tiene que defender sus intereses. Yo he intentado siempre tener los pies en el suelo y saber que ésta es una silla institucional y que defendemos los intereses de todos los ibicencos, separando muy bien las dos funciones. Evidentemente, cuando me he puesto la gorra del PSOE he defendido a mi partido. Al menos por nuestra parte hemos intentado cumplir con eficacia y eficiencia con nuestro trabajo.

—¿Y en el otro lado?, ¿Siempre han cumplido a nivel institucional?

—Hay cosas que te las da la experiencia a nivel político, no es que yo tenga demasiada pero sí sé distinguir muy bien cuándo he de actuar como presidente del partido y como presidente del Consell.

—¿Quién tiene la culpa de que este verano no se abra el Cetis? ¿Ustedes, Vila, Sagalés...?

—La culpa podría ser de todos, pero la situación que tenemos es una maraña técnica y jurídica que se lió en la pasada legislatura. Estamos trabajando y la apertura, no diría que es inminente, pero una vez se lleven a cabo las obras de acondicionamiento en cuanto a operatividad técnica y de seguridad los técnicos del Consell le darán el visto bueno y podremos abrir.

—Semanas atrás el alcalde de Vila aseguró que los técnicos del Consell no trabajaban al mismo ritmo que los del Ayuntamiento.

—Literalmente seguramente no, pero no diría que trabajen a un ritmo más lento sino a otro diferente. No me lo he tomado como una crítica sino que lo entiendo por la prisa que tenemos todos de abrir. Si por algo me sabe mal toda esta tardanza es porque la gente sigue tirada en la calle. Puede haber ritmos diferentes pero si el objetivo es común, lo llevaremos a buen puerto.

—¿Le preocupa que las empresas ibicencas de transporte pase a manos de fuera o puede ser positivo para el futuro servicio?

—No es que me preocupe demasiado. Lo que nos tiene que preocupar es dar un buen servicio y que estas empresas si contratan con la administración pública se les exija un nivel de servicio óptimo para los ciudadanos.

—En 2018 acaban las concesiones de líneas regulares. ¿Se volverán a licitar o trabajan para que el servicio lo ofrezca una empresa pública, como es la intención del otro socio de gobierno?

—Lo estamos estudiando, como marca nuestro programa de gobierno. Una vez tengamos el estudio hecho lo acabaremos de definir. Se tiene que hacer un estudio de viabilidad y económico y decidiremos en base a lo que sea más beneficioso para los ciudadanos.

—El Plan Director Sectorial de Carreteras salió adelante con los votos de PSOE y PP y el desmarque de Podemos. ¿Ha sido su momento más difícil como presidente?

—Bueno, sí. No es que llegáramos a un acuerdo (con el PP) porque el Plan de Carreteras no es el nuestro, dos años atrás el PSOE ya votó en contra de su aprobación. No es el plan ideal, pero sí que veíamos la responsabilidad de poner en marcha el desdoblamiento de Ca na Negreta y la única manera de agilizarlo era aprobando este Plan de Carreteras. Ya anunciamos en el pleno que lo modificaremos y seguro que en estas modificaciones nos volvemos a encontrar con nuestros socios de gobierno.

—¿En qué sentido irán estas modificaciones?, ¿Quitarán la posibilidad de desdoblar toda la carretera de Santa Eulària?

—Tenemos que ir paso a paso y poner en la agenda las cosas más inminentes. Y lo más urgente es quitar los embotellamientos en Ca na Negreta y hacer la travesía de Jesús para aliviar a los vecinos de Jesús. Cuando hablamos de desdoblar toda la carretera hasta Santa Eulària tenemos que evaluar de qué manera incidirá cuando tengamos el desdoblamiento hecho. La carretera de Eivissa a Santa Eulària desdoblada totalmente se contempla años después, no ahora. Hagamos esta obra y estudiemos mientras cuáles son las mejores medidas para aliviar el tráfico. Desde luego una de ellas es que la movilidad sea más eficiente para que la gente deje de utilizar tanto el transporte privado.

—¿Cuándo tienen previsto que empiecen las obras del desdoblamiento?

—A principios del año que viene.

—¿Si en un futuro vuelve a pasar algo parecido con los socios de gobierno se plantea romper el pacto?

—Cuando pasa una incidencia como esta no te planteas romper el pacto, pero sí que revisas los acuerdos y si no se cumplen que sea porque no se llegue por tiempo. Lo que no entiendo es que se llegue a situaciones que incumplan los acuerdos o los objetivos. Espero que no se vuelva a repetir, la relación es cordial y trabajamos todos para un mismo objetivo.

—Visto lo visto, ¿se habría ahorrado la consulta popular sobre el desdoblamiento?

—No, creo que está bien consultar a la gente. No teníamos los instrumentos para hacerla de otra manera y creo que sirvió para saber el índice de conocimiento del proyecto, fue muy instructivo. Este equipo de gobierno puede presumir de que abordamos una obra necesaria y con un presupuesto muy elevado con un refrendo muy grande de los ciudadanos, porque más del 85% de la población dijo que era una obra necesaria.

—¿Le preocupa el servicio que ofrece Vueling?

—Claro que me preocupa. El transporte aéreo para nosotros es básico, tanto para residentes como para los visitantes. La mala imagen de retrasos en el aeropuerto de Eivissa mancha nuestra imagen como destino turístico. Es muy desagradable que no podamos disfrutar de este servicio en condiciones de puntualidad.

—¿Sabe cuándo se pondrá en marcha la desaladora de Santa Eulària?

—Hay un proyecto que si no se ha presentado está a punto de presentarse en el Ayuntamiento de Santa Eulària para ponerla en marcha y dar agua al pueblo y a Roca Llisa. En el momento que lo presenten espero que Santa Eulària le dé la prioridad necesaria. La desaladora está en condiciones de ponerse en marcha en el momento que tengan esta obra acabada, espero que sea este verano. Y si no puede conectarse al anillo de interconexión, al menos que dé agua buena y evite sacar de los acuíferos.

—¿Si la gestión de estos recursos hídricos se hubiese hecho desde aquí, se habría llegado a esta situación?

—Si hubiésemos sido todos conscientes y el tema del agua lo hubiéramos puesto en primera línea política hace cinco o seis años creo que por lo menos tendríamos resuelto el suministro de agua desalada en toda la isla. Después hay infraestructuras como las depuradoras que necesitan más tiempo. Ahora estamos pendiente de unas obras que no son muy grandes para acabar con la interconexión de las desaladoras, espero que durante este invierno se acaben y el año que viene el agua desalada ya esté al alcance de todos.

—¿Por qué le abren la puerta al alquiler de pisos turísticos?

—Queremos que haya una regulación que nos permita controlar esta oferta, porque el alquiler de pisos a turistas ya existe y es legal. La Ley de Arrendamientos Urbanos no prohíbe que se alquile a una persona por el hecho de ser o no turista. Lo que pasa es que hay unos canales de comercialización que transgreden la legislación y nos impide actuar. Y lo que aprobamos en el pleno es que si se regula se deje a los gestores del territorio, Consell y ayuntamientos, la última palabra para decidir dónde y de qué manera se quiere efectuar este alquiler turístico. La regulación puede ser en el sentido más restrictivo, pero estamos en una comunidad autónoma donde cada isla tiene una idea diferente en este tema. Si el Consell decide que hay áreas completas o determinados edificaciones que no puede haber alquiler turístico, no los habrá.

—Esta semana ha empezado el cobro del impuesto sobre estancias turísticas, ¿no es muy poco recibir sólo el 13% de lo recaudado?

—Tenemos una horquilla que va hasta el 15%. Sí, seguramente es demasiado poco para los proyectos que queremos hacer. Estamos satisfechos por que se pongan en marcha este impuesto aunque nunca tienes lo que piensas que deberías tener.

—¿En qué proyectos se tendría que invertir el dinero?

—En recuperar espacios vitales y en proyectos de sostenibilidad a nivel turístico. Este impuesto se crea para compensar la huella que deja el turismo y los residentes nos tenemos que ver compensados, pero también nuestros visitantes. Nos faltan muchas infraestructuras y producto turístico para temporada baja que fomente la desestacionalización. También pienso en mejora para la formación de trabajadores relacionados con el turismo, como la Escuela de Hostelería de Eivissa. Tendremos entre 7 y 8 millones de euros, con los que podemos recuperar espacios como Cala d’en Serra.

—¿Cómo nos afectará el ‘Brexit’?

—De momento no se esperan grandes cambios. El mercado británico contrata con mucho tiempo de anticipación y no se han detectado muchas reacciones, aunque nos preocupa que un mercado principal como el británico pueda tener fluctuaciones, incluso monetarias, que afecten al gasto y que seamos un destino un poco más caro. Pienso que puede afectar, pero no tanto como mucha gente piensa.

—¿Está a favor de limitar la llegada de turistas?

—El turismo es la principal y única fuente de riqueza que tenemos. Desde las administraciones tenemos que regular estos flujos, tanto por cuándo y cómo llegan como la forma de distribuirlos cuando están aquí. Cala Salada es un ejemplo pequeño de cómo podemos intentar establecer ciertas regulaciones en determinadas zonas. El turismo nos provoca algún problema y la sensación de agobio en temporada alta, pero los beneficios que obtenemos siempre son mayores que no las dificultades que podemos percibir, porque a veces son más percepciones que realidad. Soy muy cauteloso en utilizar terminología que pueda llevar a entender que no queremos más turistas; hay que ir con mucho cuidado porque la realidad es la que tenemos. Eivissa es una marca mundialmente conocida gracias al turismo, a través del cual podemos crear mucha más riqueza y sectores económicos que pueden crecer bajo su paraguas. Seamos prudentes a la hora de evaluar techos turísticos.