La tortuga presentaba un gran corte en su caparazón cuando fue rescatada por un grupo de bañistas.

Una tortuga boba hembra de más de medio metro de longitud fue localizada ayer muerta por un grupo niños que se estaban bañando en la cala Sa Sal Rossa.

Los pequeños se estaban bañando junto al embarcadero cuando observaron el animal que era arrastrado por las olas. Eran las 19.00 horas de ayer cuando comunicaron al 112 el hallazgo.

Victoria, una de los adultos que acompañaba a los menores, se dirigió hacia la tortuga con un kayak, le ató un cabo y, acto seguido, arrastró la tortuga hasta la orilla.

La tortuga debería llevar varios días muerta dado el avanzado estado de descomposición que presentaba, según apuntaron los testigos. El caparazón de la tortuga presentaba un gran corte de más de 20 centímetros de largo e incluso le faltaba parte del caparazón. Un daño causado, previsiblemente, por el impacto de alguna hélice.

Poco después llegaron hasta la zona los técnicos de Medio Ambiente para hacerse cargo de la tortuga.

Con el hallazgo de ayer en Sa Sal Rossa ya son cinco los ejemplares de tortugas boba (caretta caretta) localizados muertos en los últimos días en aguas de las Pitiüses.

El impacto de las hélices o los plásticos arrojados a la mar y que las tortugas se comen están detrás estas muertes.