Los pasillos del Mercat Nou de Vila combinan instantes de gran actividad con otros de mucha calma. Foto: D. MANAU

Dicen que cada cual explica la feria según le va, pero en el Mercat Nou de Vila la mayor parte de comerciantes parecen unánimes: por más récords que se batan durante la temporada turística de las Pitiüses, el tsunami de visitantes no termina de llegar a la plaza.

«Hay momentos de mucho bullicio, pero se concentra a primera hora y luego se queda vacío como en invierno, a excepción de algún extranjero despistado que te compra un par de manzanas o un plátano», explica Joan Josep Torres, de Frutas Catalina, donde encontramos melones ibicencos a 1,60 euros/kilo y mazorcas de maíz también locales a un euro la unidad. Sobre la afluencia de clientela en plena campaña, añade que «en dos horas puedes hacer la caja del día, pero el resto de la jornada... nada de nada; este verano no pasará a la historia del mercado», apunta con su habitual socarronería.

Coincide con él Joan Torres, del puesto de la Finca de Ca’n Lluch. «Es un año raro, dicen que hay más movimiento pero en el mercado estamos más o menos como el año pasado». No obstante, no lo expresa como una queja, ya que reconoce que tras los meses de invierno, «se agradece» el dinamismo de esta época. Por otra parte, advierte que las frutas propias de principio de la estación calurosa desaparecerán de los estantes de manera casi inminente. Así, nísperos (6 euros/kilo), albaricoques (3,40 euros/kilo), brevas (8’80 euros/kilo) y cerezas de 6’80 a 8’00 euros/kilo) tienen los días contados. Así, el protagonismo será para las frutas de pleno verano, como la sandía. En su caso, corta para una clienta que cuesta 90 céntimos de euro por cada uno de los 12 kilos. La mujer se lleva una cuarta parte, «más que suficiente por hoy», dice.

Justo al lado, Josefa Palau atiende a unos turistas japoneses. Es envidiable la facilidad que tiene esta afable señora para entenderse con clientes de procedencias tan diversas. «La cara dice mucho y a quien quiere entenderse le cuesta poco», justifica sonriente. Presume del buen aspecto de sus brevas (8,00 eu- ros/kilo), que ciertamente se exhiben espléndidas. «Ya se acaban pero llegarán pronto las orioles, que son verdes, en casa ya salen todas verdes», detalla. En 15 días las tenemos en el mercado, vaticina.

En otro pasillo, el carnicero Javier Gómez nos señala que el mercado «está animado pero sólo a ratos». Sobre los gustos de su clientela en esta época, destaca el interés creciente por el pato. «No es muy típico de aquí y a la gente le gusta probar cosas nuevas», afirma. En su puesto, encontramos magret de pato (17,85 euros/kilo), confit (4,95 euros/unidad) y un exquisito foie (55 euros/kilo). Saca a relucir su buen humor y agrega que «a estas alturas, el pavo ya no se lleva, pues la operación bikini ya se ha acabado, ahora toca disfrutar», mientras señala las hamburguesas de pollo, ternera, ternera lechal, cerdo ibérico, cordero o buey, cuyos precios oscilan entre los 8’95 y los 14,85 euros/kilo.

En la zona de pescado, Conchita Boix sostiene que, acercándose Santa Maria, son muchas las familias de residentes que aprovechan para hacer una paella, que puede salir «más cara o más barata según qué pescado le pongas», o guisat, que resulta «inevitablemente» caro. Entre las delicatessen de su puesto, sugiere ventresca, atún, rotja o anfós (mero), todos ellos cerca entre los 35,90 y los 37,90 euros/kilo.