Llegada de un grupo de turistas ayer en el aeropuerto de Eivissa. | DANIEL ESPINOSA

El mes turístico más potente del año arrancó ayer en Eivissa con un tránsito de 377 operaciones y cerca de 50.000 pasajeros en el aeropuerto de es Codolar. En total, durante los últimos cuatro días han pasado por la terminal ibicenca 214.928 viajeros en 1.610 operaciones, lo que supone un nuevo récord de actividad según las estadísticas que maneja AENA.

Superadas las jornadas con mayor trajín del año en las instalaciones aeroportuarias de Eivissa, el primero de agosto transcurrió con cierta normalidad, pero con estampas habituales estas fechas: turistas dormitando por las esquinas y numerosos retrasos en la llegada y salida de vuelos o en el desembarco de los mismos por falta de personal, como denunció una usuaria de Vueling a través de Twitter.

La maratoniana jornada dejó en Eivissa 34 vuelos procedentes de Barcelona, 23 de Palma, otros tantos de Madrid, nueve de Londres y otros 58 de diferentes destinos nacionales e internacionales.

Colapso circulatorio

Sin embargo, el verdadero caos en los meses centrales de la temporada se está registrando en los párquines y las carreteras de la isla, según manifestaron ayer taxistas y conductores de autobuses turísticos cuestionados en el aeropuerto. Para estos últimos, la zona de aparcamientos reservada a buses, microbuses y ahora también a las famosas furgonetas negras de ciertos alojamientos turísticos está actualmente colapsada. «Hoy se han notado bastante los atascos por Sant Antoni y aquí en los accesos al aeropuerto. Encima nos han quitado plazas a los microbuses y han dado más espacio para las furgonetas privadas de hoteles. Tenemos que estar en doble fila y luego pasa lo que pasa», lamenta un conductor de Ibizatours & Islandbus.

«Esto es un caos», precisa un veterano conductor. «Te vienes un miércoles o un sábado a las 10 de la mañana y está todo ‘petado’, no hay donde aparcar ni nada», subraya antes de añadir que el verdadero ‘boom’ turístico se vivió en mayo y junio. «Ahora se ha estabilizado bastante. Yo tengo conocimiento de que hay vuelos que vienen medio vacíos porque no hay camas ya para ofertar. La isla está ‘petada’». Y no le falta razón. Ayer, el presidente de la patronal hotelera, Juanjo Riera, cifró en un 95% la ocupación de julio, casi cuatro puntos porcentuales más que el año pasado, y estima que en agosto se podría alcanzar el 98%.

El problema, esgrimen, reside en que el visitante ya no contrata paquetes vacacionales con touroperadores, sino que prepara el viaje por su cuenta, lo que dispara la oferta ilegal de alojamiento y el uso del vehículo privado o de alquiler.

Un taxista de Sant Josep consultado criticó que «hay muchísimo tráfico» y que los coches están «parados por todos lados». La falta de control del parque móvil y las deficiencias en el transporte público están colapsando de vehículos las carreteras y los accesos a las playas.

Una de las jóvenes empleadas contratadas por la patronal del taxi para organizar la fila de la parada del aeropuerto tuvo ayer una jornada laborar «sorprendentemente tranquila» para lo que esperaba del 1 de agosto. «Supongo que los aviones han llegado siempre llenos estas semanas atrás; los hoteles están a tope y muchos más turistas no pueden venir», opina mientras reparte clientes entre distintos taxis. «Está siendo como un lunes cualquiera, un poco relajado», reitera.

En ‘Costa Coffee’, la terraza situada fuera de la terminal, las altas temperaturas han restado afluencia durante los días más potentes en es Codolar. «Este fin de semana ha sido un poco flojo, también porque ha hecho mucho calor y al estar fuera, influye. No sé por qué, pero juraría que hubo más gente el pasado fin de semana que este», justifica una de las trabajadoras de la franquicia británica. Por contra, en la cafetería situada junto a la puerta de llegadas, una de sus empleadas admite que desde julio «está habiendo bastante trabajo». «A partir de las 8,30 no hemos parado en todo el día», confiesa la joven, quien está aprendiendo inglés a marchas forzadas porque «casi todos los clientes son extranjeros».