Este fin de semana uno de los mejores planes será mirar el cielo por la noche. Y es que según todos los expertos, la lluvia de Perseidas de este 2016 será cinco veces más intensa que años anteriores, pudiéndose llegar a ver hasta 500 meteoros por hora, sobre todo desde las 00.00 a las 00.30 horas de la noche del 12 al 13 de agosto.

Por ello, José Luis Bofill, presidente de la Agrupación Astronómica de Ibiza, recomienda a los ibicencos que aprovechen que nuestra isla es uno de los mejores lugares para contemplar esta espectacular lluvia de estrellas».

Desgraciadamente el avance del asfalto y de la consiguiente contaminación lumínica hace que cada vez sea más complicado encontrar el lugar idóneo. Por ello Bofill recomienda marcharse al campo, al interior de la isla o a lugares elevados como Sa Talaia, el punto más alto de la isla, para buscar tranquilidad y poca luz, «aunque la particularidad de este fenómeno hace que no sea necesaria una oscuridad total».

En este sentido, el presidente de la agrupación asegura que para mayor disfrute de las Perseidas hay que mirar de donde salen, es decir del norte o noreste, «dirección en la que encontramos constelaciones como Perseo, Osa menor, Casiopea o Andrómeda». Además, no es necesario usar telescopio ni prismáticos «para no perder campo visual». Por todo ello, lo mejor «es coger una manta y algo de abrigo, llevar alimento, tumbarse en el suelo boca arriba, no levantar mucho el cuello para no dañarse las cervicales y disfrutar del espectáculo porque de media se podrán ver una estrella fugaz cada dos minutos».

¿Qué son?

Según José Luis Bofill las estrellas fugaces son «pequeñas partículas que se han desprendido de cometas o asteroides por el deshielo producido por el calor solar, de tamaños que van desde un grano a una aceituna, y que al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre emiten luz debido al calentamiento por fricción»

Por su parte, las primeras referencias a las Perseidas las encontramos en textos chinos que se remontan al año 36 d.C. aunque el término Lágrimas de San Lorenzo comenzó a usarse en la Edad Media en memoria del santo. Sin embargo, se considera que tienen como progenitor al cometa SwiftTuttle, descubierto en 1862, y cuyo último máximo acercamiento al Sol tuvo lugar en 1992 mientras que el siguiente será en 2126.