Por mar y tierra, Eivissa es una de las islas que sufre cada temporada estival la aglomeración de miles de personas que aprovechan su estancia en la isla para visitar los lugares más emblemáticos con sus vehículos. Las consecuencias de todo ello son la acumulación de atascos kilométricos en las arterias principales de la isla, aparcar en zonas prohibidas ante la falta de espacios para dejar los coches y, desafortunadamente, accidentes múltiples con consecuencias, algunas de ellas, mortales. A la presencia de los coches de los residentes pitiusos se suman los miles de vehículos de rent a car que circulan por las calles de la isla, lo que dificulta aún más la circulación.

Desde primera hora de la mañana, las arterias principales de la mayor de las Pitiüses se despiertan con la emisión de gases producidos por los miles de motores que abundan en la isla y el sonido repetitivo de los cláxones. En las avenidas del centro de Vila es un reclamo aparcar en zona habilitada para ello, por lo que muchos deciden precipitarse y aparcar en doble fila e, incluso, encima del bordillo. Lo que sea para llegar a la hora y no perder un minuto más. En este caso hay quienes no advierten con las luces intermitentes de que han aparcado mal por una posible urgencia, aun así son la mayoría quienes intentan, por lo menos, señalar que han aparcado aunque sea en una zona prohibida para ello. La duda es si hacen falta más aparcamientos o, simplemente, lo que los conductores necesitan es concienciarse de que lo que hay que hacer es respetar las señales y garantizar una adecuada y fluida conducción, además de usar los párquines disuasorios.

Desesperados por esperar un par de segundos parados en un ceda el paso, parte de los conductores salen quemando rueda con el firme propósito de no perder un minuto más. Tales actos temerarios provocan que, en muchos casos, conlleven sus respectivas reclamaciones a través de los otros conductores. Así ocurre a primera hora en las entradas y salidas de las arterias principales del centro de Vila. Ello también va unido a los interminables atascos que se aglutinan día tras día en la carretera de Santa Eulària a la altura de Ca na Negreta y en la rotonda frente al instituto Blanca Dona, provocando auténtico estrés entre algunos de los conductores y retenciones de interminables minutos que para algunos se convierten en horas. Una situación de la que las motos intentan librarse, esquivando a los vehículos o yendo indebidamente por el arcén como si fueran auténticos héroes que ven como van dejando a su paso a cada uno de los afectados por el atasco.

Los móviles se convierten en la salvación diaria para parte de los conductores que, decididos, circulan por las carreteras de Eivissa pegados al teléfono y sin estar centrados en lo que ocurre a su alrededor. No les importa las consecuencias que les pueda acarrear, ya sea con una multa o directamente una colisión frontal. Esta es una realidad en los principales accesos a Vila y, en general, en todas las arterias de la isla.

Lo cierto es que con el arranque de la temporada estival, Eivissa sigue con el ritmo habitual de la aglomeración de vehículos en sus arterias más concurridas. Desde primera hora de la mañana los cabreos y el estrés por llegar a la hora al lugar hacen mella en la inmensa mayoría de los conductores de la isla, y parte de los mismos no dudan un momento en dejar su propio coche aparcado en doble fila. La buena conducción es una medida que entre los que circulan por las calles de la isla habría que plantearse.